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Reportaje:

Restauración sin engaños

Ferran Bono

El caso de Valencia resultaba una materia de estudio inédita. Este hecho, unido a que el casco antiguo de la ciudad es uno de los más grandes de Europa, impulsó a la arquitecta italiana Antonella Morella, especializada en teoría de la restauración arquitectónica, a trasladarse a Valencia e iniciar una investigación que finalmente ha desembocado su tesis universitaria. También le interesaba el papel, bastante insólito, que ha desempeñado el Plan General de Ordenación Urbana en la rehabilitación del centro y la rapidez con que un programa como el RIVA ha intentado paliar años y años de dejadez y olvido en materia de restauración. No en vano, Morella afirma que Ciutat Vella ha experimentado 'más cambios en los últimos 20 años que en los 400 anteriores', tomando como referencia la imagen descrita por Van Den Wyngaerde en 1563. 'Los años 80 fueron para Ciutat Vella fueron sólo de palabras y buenas intenciones. La espiral de degradación duró hasta la década de los 90, cuando del inmovilismo se pasó a una fuerte empuje intervencionista', indica.

Formada en la Universidad de Milán, Morella tampoco era del todo ajena a la ciudad de Valencia. Señala que la conflictiva y aún candente, al menos por estos pagos, intervención arquitectónica diseñada por Giorgio Grassi y Manuel Portaceli en el Teatro Romano de Sagunto es objeto de estudio prácticamente obligatorio en su país de origen. 'En Italia se estudia mucho', dice al tiempo que recueda que Grassi es uno de los arquitectos italianos más populares. En su opinión está claro que no se trata de una restauración sino de un proyecto muy creativo destinado a uso público por encargo de las instituciones, que diferencia meridianamente entre lo que son ruinas y obra nueva, por lo que no 'engaña' al delimitar 'lo antiguo y lo nuevo'. 'Prefiero un proyecto que sea muy claro con lo que se quiere hacer que cualquier actuación que mimetiza lo que ya había', argumenta, al margen de cualquier interpretación política que rechaza de plano. Considera 'muy grave', por ejemplo, son las intervenciones de mimetización de muchos edificios históricos valencianos cuando en realidad son de nueva planta.

Su investigación se ha centrado en el casco antiguo de Valencia, aunque el tema saguntino ha de salir a colación entre otras razones porque de la escasa bibliografía valenciana que hay sobre la materia de la restauración arquitectónica, la mayor parte aborda la intervención en el Teatro Romano.

Y lo primero que dice del enorme centro histórico de Valencia es que se ha privilegiado en exceso al monumento frente al edificio histórico. La fachada frente al interior, el uso político frente al uso ciudadano. Morella considera desproporcionada la ocupación por parte de la Generalitat, fundamentalmente, de la mayor parte de los palacetes y edificios restaurados.

'Cuatitativamente sorprende el número de edificios que en muy poco tiempo han sido reformados, aunque esto no ha devuelto a la ciudad una imagen real, sino virtual e hipotética, de construcción de un pasado del que en parte se han perdido para siempre las huellas físicas y documentales', asegura.

Morella estima que uno de los problemas radica en el hecho de casi todos los monumentos restaurados tienen asignado un uso durante la obra o al final de la misma. En el debate abierto a propósito de la idea de que si no se dota de uso a un monumento éste muere, la arquitecta señala que no es necesario y pone de ejemplo Italia. 'Esta concepción de la arquitectura ha causado muchas veces una inadecuada conservación de los monumentos' y se ha constituido en la excusa 'para realizar absurdas reconstrucciones'. En este caso, ilustra sus palabras sobre todo con la intervención del antiguo monasterio de Sant Miquel dels Reis, ahora sede de la Biblioteca Valenciana, tras cambiar su uso, introducir nuevos mayeriales en la construcción o perder los forjados de hierro, por ejemplo. Morella propugan la tesis de que 'muchos edificios históricos tal vez tendrían que ser estudiados y queridos como museos en sí mismo'. Pero la tendencia predominante, a juicio de la arquitecta italiana, es la coreográfica, el aspecto impactante del edificio recien hecho.

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En el polo opuesto, Morella destaca la profundización de la investigación en la Basílica de la Virgen antes de su intervención arquitectónica. Detecta también una evolución y una mayor preoucupación en los últimos años por parte de la Generalitat a la hora de tomar cualquier 'decisión que pueda comprometer' el patrominio histórico. Y, además, quiere dejar constancia de que la única revista de conservación y restauración arquitectónica en España ha nacido en la Universidad Politénica de la mano de Juan Francisco Noguera.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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