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Reportaje:

Un alegre sacrificio

Los inmigrantes musulmanes celebran en Almería la milenaria fiesta del cordero

La fiesta del sacrificio del cordero, considerada una de las celebraciones más importante para los musulmanes, se celebra cada año después de transcurridos 70 días de la finalización del Ramadán. Ayer unos 7.000 inmigrantes, según miembros del colectivo musulmán que reside en la provincia almeriense, especialmente en El Ejido y otros municipios del Poniente, sacrificaron miles de corderos.

'Lo pasamos muy bien en esta fiesta, que para nosotros es muy importante. Las familias se reúnen por la mañana para sacrificar al cordero y comer todos juntos. La tarde se dedica a visitar a familiares o amigos cercanos a los que no hay oportunidad de ver con mucha frecuencia el resto de los días', explicaba ayer Abdelaziz Habar, reunido junto con otros compañeros marroquíes en un cortijo de El Ejido para participar en la fiesta.

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Como toda tradición, la fiesta del cordero debe cumplir una serie de requisitos indispensables que explica Abdelaziz Habar: 'No puede ser menor de seis meses y estar completo y carecer de taras. Hay que sacrificarlo mirando hacia la Meca y con un corte rápido y limpio para evitar que sufra'.

Otra condición es que quien le vaya a dar muerte al animal sea un hombre que cumpla con todos los preceptos que marca la religión de los musulmanes. Además, antes de acudir al sacrificio del cordero, hay que cumplir con la oración. Eso es lo que hicieron cientos de inmigrantes que, a primera hora de la mañana de ayer se reunieron en la explanada de entrada al pabellón de deportes de El Ejido. O los miles de musulmanes que se citaron en la más de media docena de mezquitas que hay en la provincia.

La fiesta del cordero es una celebración muy familiar. Sin embargo, los inmigrantes, al vivir fuera de su país, se han visto obligados a introducir una serie de modificaciones derivadas de su propia situación personal. Muchos son hombres que dejaron atrás a sus familias y eso les lleva a reunirse entre ellos y celebrar juntos la fiesta. Así lo hizo ayer Abdelaziz Habar, quien asistió al sacrificio del cordero en la casa de su amigo Mohamed Ballaouali, junto a otros compatriotas.

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Compartir lo que uno tiene con los demás es uno de los pilares de esta celebración. Por eso, aproximadamente la mitad de la carne que se saca del cordero se entrega a otros compañeros que no han tenido la oportunidad de comprar un animal para cumplir con el ritual.

La fiesta del cordero dura tres días. Este año se podrá celebrar la festividad al completo. Porque este año el día 70, a contar a partir del fin del Ramadán, ha caído en viernes. Es fin de semana. Quedan por delante el sábado y el domingo y eso permitirá a los inmigrantes musulmanes asentados en Almería cumplir con su tradición sin tener que ausentarse del trabajo durante tres días.

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