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Entrevista:MARIO J. MOLINA | Premio Nobel de Química 1995

'El plan de cambio climático de Bush me parece muy débil'

Mario J. Molina dio uno de esos saltos intelectuales en la investigación científica, con los que cualquier investigador sueña, cubriendo la distancia entre el laboratorio y la escala de todo el planeta al comprender que unas reacciones químicas de determinados compuestos podían estar afectando gravemente a la atmósfera terrestre. Los compuestos eran los célebres clorofluorocarbonos (CFC), y la víctima de escala planetaria era la capa de ozono. Fue en los años setenta cuando él y sus colegas predijeron el daño real de esos compuestos en la atmósfera y una década después se descubrió el agujero de la capa de ozono. Molina, Paul J. Crutzen y F. Sherwood Rowland recibieron por ello el Premio Nobel de Química en 1995.

'Hasta mediados de siglo no se verá la recuperación de la capa de ozono'
'No debemos hacer este experimento de seguir emitiendo y ver qué pasa'

Ahora Molina sigue ocupándose de química atmosférica, pero dirige su atención hacia el cambio climático, en concreto hacia los complejos efectos de las partículas contaminantes en suspensión en el aire. El calentamiento global, dice, 'es un problema grave', y es partidario de tomar medidas drásticas. Por ello, este químico estadounidense, nacido en México hace 58 años, considera que el plan alternativo que acaba de proponer el presidente Bush ante el cambio climático 'es débil' y que deben tomarse 'medidas más fuertes'. Ayer Molina, invitado por el Foro Complutense y la Casa de América, impartió en Madrid una conferencia sobre El impacto global de las actividades humanas en la atmósfera.

Pregunta. ¿En qué situación está el agujero, o adelgazamiento, de la capa de ozono?

Respuesta. Éstos son los peores años desde el punto de vista de las concentraciones de los gases que causan el adelgazamiento de la capa de ozono, que están casi en el máximo por los gases producidos en el pasado. Por fortuna, gracias al Protocolo de Montreal [prohíbe la emisión de los compuestos, sobre todo clorofluorocarbonados, causantes del problema], sabemos que se paró la producción de esos gases y las concentraciones empiezan a disminuir.

P. ¿Se recuperará la capa de ozono del daño?

R. Sí, prácticamente en su totalidad, pero habrá que esperar hasta mediados de este siglo para verlo con claridad. Al menos el agujero ya no crece más.

P. ¿Fue este problema en cierto modo un precedente de lo que sucedería después con el cambio climático, en el sentido de que los científicos descubren un riesgo que después se confirma en el planeta?

R. Hay ciertos parecidos, pero la gran diferencia desde el punto de vista científico es que con el ozono tuvimos prácticamente la certidumbre de que el ozono estaba disminuyendo y pudimos establecer una relación causa efecto muy clara con la actividad humana. En cuanto al calentamiento global, hay consenso en la comunidad científica acerca de hechos reales: que la composición química de la atmósfera está cambiando en relación a los gases de efecto invernadero, y está muy claro que es consecuencia de las actividades humanas. También es un hecho que el clima está cambiando, está aumentando la temperatura promedio de la superficie del planeta. Ahora bien, establecer la conexión clara entre ese aumento de la temperatura y las actividades humanas... no hay certeza, pero sí consenso en la comunidad científica de que es muy probable.

P. ¿Y el clima futuro?

R. Podemos hacer proyecciones sabiendo que la actividad humana es la causa: si seguimos emitiendo como hasta ahora gases de efecto invernadero, llegaremos a concentraciones en la atmósfera que duplicarán o triplicarán las que ha habido a escalas geológicas. Probablemente será la concentración más alta de los últimos 400.000 años. Es un problema muy serio.

P. ¿Hay incertidumbres acerca de los efectos?

R. Hay muchas incertidumbres acerca de la magnitud del cambio. Hay probabilidad de que la temperatura promedio aumente cinco grados centígrados o más a finales de este siglo, un cambio enorme, comparable al cambio entre la época glacial y la interglacial. Puede que el cambio sea de uno o dos grados, lo que sería importante, pero no catastrófico.

P. ¿Depende de las emisiones?

R. Por supuesto. Por ello debemos tomar medidas para evitar ese riesgo. Pero una incertidumbre importante, y esto no está dentro de la ciencia misma, se refiere a los efectos en la economía de los cambios necesarios para que no se materialice el riesgo, y cuáles serían los efectos en la economía si no cambiamos nada, porque sabemos que habrá más sequías, más inundaciones, que los países en desarrollo van a ser los más afectados... Creo que no deberíamos hacer este experimento, seguir emitiendo y ver qué pasa, sino que tenemos que tomar medidas, no tenemos más que un planeta para vivir.

P. ¿Qué le parece el plan alternativo propuesto ahora por el presidente Bush para hacer frente al cambio climático?

R. Es muy débil, tiene algún aspecto positivo, como poner incentivos para que haya investigación sobre nuevas formas de uso energético, pero creo que las medidas voluntarias tienen poca probabilidad de que produzcan cambios reales.

P. ¿El plan utiliza el llamado índice de intensidad de las emisiones? ¿Es eficaz?

R. Es una cosa un poco indirecta. Un progreso real sería una disminución de las emisiones mismas. La intensidad simplemente limita el crecimiento drástico, pero sabemos que si no se limitan directamente las emisiones se duplicarán o triplicarán las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera. Creo que es una medida temporal, pero no podemos contar sólo con que haya soluciones en el futuro.

P. ¿Los científicos estadounidenses son críticos con el plan de Bush?

R. Sí, en general la comunidad científica no está de acuerdo. Los científicos son partidarios de tomar medidas más fuertes, y el plan, que apenas se ha presentado, está ya recibiendo críticas.

P. ¿Qué opinión le merece el Protocolo de Kioto? ¿Tiene el proceso algún parecido con el de Montreal?

R. El de Montreal ha tenido éxito, ha funcionado muy bien; pero sólo unas pocas fábricas producían CFC, mientras que la energía es básica para la sociedad, todo el mundo usa energía, y Kioto, por tanto, es más difícil. Desgraciadamente, EE UU no va a ratificarlo.

P. ¿Qué opina de la limitación a la información científica anunciada por la Casa Blanca?

R. No lo he visto con detalle, pero es preocupante que pueda haber limitaciones a la información científica. Claro, hay algunas cosas, relacionadas con terrorismo..., pero lo preocupante es que la situación empiece a afectar a la sociedad en sus puntos vulnerables, porque el flujo de información es vital para el desarrollo científico y tecnológico.

Mario Molina, en el rectorado de la Universidad Complutense de Madrid.
Mario Molina, en el rectorado de la Universidad Complutense de Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ

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