Mendizorroza es un chollo
El Alavés suma ante el Betis su quinta derrota en seis partidos
Hubo un tiempo en que el Alavés podía alardear de tener la mejor defensa del campeonato. Días en que se vistió de líder de la Liga, en que soñaba secretamente con la Liga de Campeones y sumaba puntos aun sin merecerlos, porque ganaba casi por decreto. Su solidez defensiva estaba por encima de disquisiciones técnicas o de la estética. Pero aquellos meses están lejanos. Definitivamente, el Alavés ha entrado en crisis. En su caída en barrena se ha cruzado con el Betis, que anda en dirección contraria, con un fútbol fácil y atrevido. El equipo de Juande Ramos tiene el mérito de jugar de cara y de no arrinconarse cuando marcha por delante en el marcador.
No se sabe la causa del desplome del Alavés a ciencia cierta. Tal vez sea algo tan sencillo como que le falta equilibrio. Cuando un equipo se basa únicamente en su buena disposición para defenderse y va abandonando poco a poco lo demás le puede ocurrir como al equipo de Mané. Es incapaz de fabricarse un gol. Por eso no es casualidad que haya perdido cinco de sus seis últimos partidos en Mendizorroza. Es en casa donde los equipos se descubren, donde están obligados a enseñar todo su juego. Y el fútbol del Alavés es ahora inválido, por mucho que ayer probara por primera vez con dos delanteros desde la misma salida.
ALAVÉS 0| BETIS 1
Alavés: Kike; Lombardi, Coloccini, Téllez, Llorens; Jordi Cruyff (Iván Alonso, m. 51), Astudillo, Pablo, Ibon Begoña (Mara, m. 79); Vucko y Rubén Navarro (Magno, m. 51). Betis: Prats; Cañas, Juanito, Rivas (Belenguer, m. 46), Mingo; Merino; Joaquín (Estévez, m. 87), Benjamín, Capi, Denilson (César, m. 81); y Dani. Gol: 0-1. M. 41. Joaquín saca un centro largo que cabecea Capi Árbitro: Undiano. Amonestó a Merino, Cañas, Vucko, Lombardi, Pablo, Llorens y Mingo. Expulsó por dos tarjetas amarillas a Coloccini (m. 87). 13.184 espectadores en Mendizorroza.
Apareció en Vitoria el Betis, un equipo con media plantilla ausente por sanciones o lesiones, pero dispuesto a no perder una pizca de creatividad, y con algunos jugadores en el campo que por sí solos tienen capacidad para desbordar y encontrar espacios donde el Alavés no los ve. Jugadores como Capi o como Joaquín, el internacional español de moda. Ellos dos, pero no sólo ellos, tuvieron en jaque al equipo vitoriano, y en su casa.
El Betis empezó por hurgar en el centro del campo. Allí faltaba Turiel, el tapón habitual de Mané, al que sus compañeros echaron de menos. Nadie puso orden en el círculo central y el Betis se hizo dueño de cada balón en aquella zona. Por ahí empezó a arrinconar a su rival. Los primeros avisos llegaron desde lejos, con Benjamín, con lanzamientos que no llegaron a más pero dejaron claro el ánimo del Betis. Era cuestión de tiempo, de que se encendiera un chispazo. Y prendió cuando se conjugó la facilidad de Joaquín para driblar y centrar con el oportunismo de Capi. Entre los dos elaboraron la jugada del partido.
El Alavés se plantaba de nuevo contra el marcador y contra sus fantasmas. Su recurso fue el acoso, más racial que racional. El del Betis fue el temple. Nada de conservadurismos. ¿Para qué? La osadía le está dando unos resultados excelentes.
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