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Innova

En los últimos tiempos se ha escrito mucho, y se ha hablado aún más, de la trascendencia de la I+D+i para mantener la competitividad de nuestras pymes; se han esbozado diversas teorías, más o menos acertadas, que trataban de explicar, con cierto tono de justificación, las causas de esta deficiencia tecnológica, y se han planteado propuestas, más o menos acertadas, para paliar este déficit que apuntaba ser crónico. El debate ha estado ahí; en los círculos empresariales y universitarios, y a él vino a sumarse la Administración, dispuesta a tomar cartas en el asunto para impulsar políticas de I+D+i que elevaran nuestro nivel tecnológico. La creación de la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología y la puesta en marcha del Plan Valenciano de I+D+i, con una inversión de 6.731 millones de euros hasta el 2006 para conseguir que en ese año los recursos destinados a I+D+i alcancen el 2% de nuestro PIB, constituyen buena prueba de ello.

Asentado el debate, después de minuciosos estudios y análisis con distintas menciones de responsabilidad, y a través de una fructífera colaboración entre el mundo empresarial y el universitario, que ha servido para sentar la sólida base de lo que deben ser acciones precisas, el pasado viernes, la CEV y la Universidad Politécnica constituimos la entidad que impulsará y coordinará las actuaciones de la empresa y la universidad en materia de ciencia y tecnología, la Fundación Innova para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología de la Comunidad Valenciana.

Han pasado ya tres años desde aquel foro sobre la Cultura de la Innovación y la Cooperación organizado por el Consejo Valenciano de Cultura en el que la CEV asumió el compromiso de contribuir a impulsar la cultura de la innovación en nuestro tejido empresarial. En aquel foro definimos nuestra propuesta de intenciones -serias intenciones, pero aún en aquel entonces intenciones-, que en este tiempo hemos ido materializando.

Articulamos aquellas propuestas en tres grandes bloques: las relativas a la formación y a las universidades, las derivadas de las ventajas competitivas de la economía valenciana y las dirigidas a nuestras propias organizaciones empresariales. Respecto al primero de los grandes bloques proponíamos la necesidad de aumentar el nivel de cualificación de los técnicos de nuestras empresas, la conveniencia de conducir a las universidades hacia una situación en la que fuera prioritaria la colaboración con el entorno más inmediato, así como fomentar su interés por las actividades de formación no reglada de cara a los empleados de las empresas. En lo que se refiere a las ventajas competitivas de nuestra economía, propusimos entonces que la Comunidad debía aprovechar su enclave estratégico para asegurarse el liderazgo tecnológico derivado de los importantes avances en cuanto a infraestructuras y know-how en logística y comunicaciones en transporte marítimo, por carretera y por ferrocarril. En esta línea hemos trabajado y la CEV, junto con la Consejería de Obras Públicas, la Cámara de Comercio, la Universidad Politécnica, la Autoridad Portuaria de Valencia, hemos presentado el proyecto para la creación de un título propio de la Universidad Politécnica de Especialista en Logística y Transporte.

Volviendo a las propuestas de aquel foro sobre Cooperación e Innovación, el tercer grupo se dirigía a las propias organizaciones empresariales y a la necesidad de asumir el compromiso de convertirnos en foco de difusión de las innovaciones participando activamente en fomento de la cultura tecnológica empresarial.

Así, con este punto de partida, la CEV puso manos a la obra y encontró grandes colaboradores en esta gran tarea. De la mano de Bancaja y con la participación de catedráticos de la Universidad Politécnica, de la Universidad de Valencia y de un conjunto de organizaciones sectoriales más representativas, realizamos el estudio Propuestas para la mejora del sistema de transferencia de tecnología al tejido empresarial valenciano. Fueron fundamentalmente dos los motivos que nos hicieron converger en la necesidad de plantear un estudio de estas características. Por un lado, la convicción de que el conocimiento constituye hoy en día el gran activo de nuestras empresas; convicción que se daba de bruces con la segunda de las realidades fácilmente constatable: el diferencial desfavorable de nuestras empresas en lo que a inversión en I+D+i se refiere.

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Una vez realizado el diagnóstico, que evidenció la deficiencia tecnológica de nuestro tejido empresarial, y definidas una serie de propuestas para paliar esta carencia, quedaba por articular el mecanismo para ejecutar de manera efectiva y práctica estas iniciativas.

Resultaba imprescindible, por tanto, crear una institución que permitiera impulsar, coordinar y canalizar el trabajo de investigación llevado a cabo por nuestras universidades, que sus resultados fueran transferidos de forma efectiva al tejido productivo y que nuestras empresas tuvieran a su disposición un instrumento para trasladar sus demandas y necesidades a los centros investigadores.

Esta institución ha sido finalmente constituida por la CEV y la Universidad Politécnica de Valencia el 15 de febrero, mediante la firma de los estatutos de la Fundación Innova para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología de la Comunidad Valenciana que contribuirá a mejorar los canales de transmisión tecnológica, hará más eficiente el trabajo de nuestros investigadores e incrementará, y éste es su fin último, la competitividad de las pymes y microempresas valencianas.

Pedro Coca Castaño es secretario general de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV).

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