Respuestas sobre el poder

'Es posible que alguien lea el libro y termine con las mismas incertidumbres que tenía al principio. Sin embargo, no deberíamos subestimar el progreso efectuado cuando se ha pasado de la ignorancia confusa a la perplejidad informada'. Con estas palabras finales de la Introducción define Jonathan Wolff el objetivo que persigue con el libro. Los grandes problemas de la filosofía política no tienen solución definitiva, sino respuestas transitorias. Si tuvieran solución, no sería necesario estar continuamente reflexionando sobre ellos. Si no hemos dejado de reflexionar desde siempre y si no vamos a dejar de hacerlo de manera indefinida sobre el poder político y la libertad individual, sobre las relaciones entre la libertad y la igualdad, sobre la justicia y la distribución de la propiedad, es porque estos problemas no son susceptibles de ser resueltos. A lo más que podemos aspirar es a tener respuestas para los mismos adecuadas a la altura de los tiempos, diría Ortega.

Cada sociedad y cada ge

neración dentro de cada sociedad tienen que dar una respuesta al problema de cómo justifica la existencia del poder político, cómo lo organiza, qué relaciones establece entre el poder y la libertad, qué distribución de la propiedad es la que está dispuesta a aceptar, cómo se relacionan los individuos de diferente sexo. Y de la respuesta que dé a estos problemas y del grado de aceptación que dicha respuesta alcance dependerá la calidad de la convivencia. Ninguna sociedad y ninguna generación dentro de cada sociedad puede librarse de esta tarea. Y es mucho lo que se juega en la forma en que la ejecute.

De ahí la conveniencia de que los ciudadanos dispongamos de una información razonable sobre las respuestas que históricamente se han ido dando a estos problemas, a fin de poder elaborar la nuestra de la manera más solvente posible. Evitando, por un lado, caer en el espejismo de que es posible solucionar estos problemas. Pero evitando, también por otro, caer en un indifirentismo absoluto y acabar concluyendo que, puesto que los problemas no tienen solución sino únicamente respuestas, cualquier respuesta es igualmente válida.

Esto es lo que pretende

proporcionar Jonathan Wolff con Filosofía política. Una introducción. En seis capítulos va presentando de manera comprensible para cualquier estudiante de primer año de licenciatura los argumentos que se han utilizado desde la Antigüedad clásica hasta nuestros días para explicar cómo sería la vida de no haber poder político en el 'Estado de Naturaleza', cómo se justifica el Estado, quién debería gobernar, cuál es el lugar de la libertad y de la distribución de la propiedad una vez que existe el Estado y cómo se deben relacionar los seres humanos de distinto sexo. Con una imparcialidad admirable va presentando las diferentes respuestas que se han dado a los grandes problemas de la filosofía política, dejando que sea el lector el que vaya sacando sus conclusiones, es decir, vaya preparándose para participar en la respuesta que su generación va a tener que dar a dichos problemas. Al final, el lector acaba tan perplejo como al principio, pero sabiendo por qué lo está y por qué no va a dejar de estarlo nunca. Nada más. Y nada menos.