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Un centenar de jóvenes revienta con abucheos y quejas la clausura del congreso del 'botellón'

Protestan contra la 'ley restrictiva' anunciada por Rajoy y porque no hayan contado con ellos

Más de cien personas acreditadas como compromisarios en el Congreso sobre Jóvenes, Noche y Alcohol le aguaron ayer el fin de fiesta al delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles. Cuando en su discurso de clausura, Robles dijo que había participado todo el mundo, también los jóvenes, unas voces que coreaban '¡no, no!' desde las últimas filas le interrumpieron. Cuando dijo que éste no había sido el 'congreso del botellón', los gritos arrecieron: '¡Tongo, tongo!'. El ambiente se caldeó enseguida y, al estilo de una asamblea juvenil, dos compromisarias subieron al escenario, esquinaron a Robles y leyeron un manifiesto contra la 'ley restrictiva' anunciada por el ministro del Interior, Mariano Rajoy.

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Todo, desde que la reina Sofía inauguró el martes el Congreso sobre el consumo juvenil de alcohol, había transcurrido según el guión. Los ponentes exponían los peligros de beber dentro del Palacio de Congresos y fuera, en la carpa, escolares traídos en autocares aplaudían a invitados como el presentador de Operación Triunfo, el futbolista Roberto Carlos o los cantantes de Café Quijano. Aparentemente, los cinco grupos de trabajo discutían por las tardes tras escuchar a dos expertos en cada materia. Pero algo debió fallar pues algunos compromisarios llegaron a la conclusión de que no les dejaban hablar, y que las propuestas que planteaban eran ninguneadas. Las críticas arreciaron en el Grupo 5, que debía buscar 'alternativas de ocio al consumo de alcohol'. A él se apuntaron animadores, jóvenes y no tan jóvenes, que trabajan en distintos municipios en programas de ocio alternativo. Llevaban ideas y esperaban encontrar vías de financiación. Su percepción es que el Gobierno les ha negado toda ayuda y sólo les ofrece una ley seca para acabar con el consumo de alcohol entre los menores y, sobre todo, 'para acabar con el botellón, que es lo único que les preocupa', según aseguraban.

Esa queja se fue extendiendo y ayer al mediodía, al ver que las conclusiones del Congreso no incorporaban ninguna de sus propuestas, se pusieron a recoger firmas entre los asistentes. Según ellos, en media hora recopilaron más de 500 -cuando el total de compromisarios acreditados era de 1.500- y acariciaban la idea de multiplicar esa colecta por mil para llevar su queja como iniciativa popular al Congreso de los Diputados. De momento, ayer le reventaron la clausura al delegado del Gobierno para la Droga.

Eran las 13.20 horas cuando Gonzalo Robles se vio obligado a ceder el micrófono a dos compromisarias pues el auditorio tronaba con un '¡que hablen, que hablen!' propio de reuniones juveniles. Tomó la palabra Pilar Blanco, asturiana de 32 años que trabaja en una ONG dedicada a la animación sociocultural para jóvenes. Leyó un comunicado para criticar que el Gobierno 'use este evento para la justificación y plataforma de una ley restrictiva', la anunciada el martes por el ministro del Interior, Mariano Rajoy, para prohibir la venta de alcohol a menores y el consumo de bebidas alcoholicas en la calle. Blanco defendió que se tomen medidas, 'pero nunca la represión', y aseguró que ella y el resto de los firmantes han sido 'excluidos en la gestación de esa ley' pese a que creen que como 'jóvenes y como profesionales' tienen mucho que aportar.

El delegado del Gobierno dijo después que el hecho de haber cedido la palabra a las dos espontáneas 'es una expresión más de que se ha dejado participar a todos', pero 'escuchar no significa hacer lo que ellos quieren'. Más claro: 'Si están aquí es porque se les ha permitido entrar y se les ha dejado hablar, y si entienden por consenso que la minoría imponga a la mayoría sus conclusiones se equivocan', resumió Robles.

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Para el delegado del Gobierno para la Droga, los espontáneos no eran tales y 'venían con la intención de reventar el acto'. A su juicio, no hay represión por prohibir y sancionar la venta de alcohol a menores ni por prohibir el botellón, debido a las molestias que ocasiona a los vecinos. Además, tras el anuncio de Rajoy, todos los mensajes del Ejecutivo se han dirigido a acentuar la voluntad de tomar medidas preventivas y educativas, para que los menores no beban, más que sancionadoras y a subrayar, como dijo Robles, que 'el problema no es el botellón, no es que se consuma en la calle, sino que los menores beban alcohol'.

En esta línea, desde Bruselas, el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, afirmó que el problema del alcohol hay que abordarlo desde la cooperación y la coordinación, no por el camino de la prohibición. 'Es muy fácil reducir en un titular lo de la ley seca, eso permite que se haga con apenas siete letras, pero nadie lo ha planteado de esa manera y con esa radicalidad', informa Sandro Pozzi. El martes, Rajoy anunció en presencia de Aparicio 'la voluntad del Gobierno' de elaborar una ley estatal que regule, entre otras cosas, 'la prohibición del consumo de alcohol en la vía pública; la determinación en 18 años de la edad para el acceso [a la bebida], y la ordenación de las restricciones de la venta, distribución y consumo de alcohol a menores'.

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