British Airways anuncia otros 5.800 despidos y la entrada en el negocio de los vuelos a bajo precio
La crisis de British Airways sigue sin tener fin. La compañía anunció ayer una nueva reducción de plantilla de 5.800 trabajadores en los próximos dos años, adicional a los 7.200 ya anunciados en septiembre. No es un mero ajuste para compensar la caída del mercado tras el 11 de septiembre, sino una radical transformación y poda de la mayor compañía aérea europea. En el futuro, British será mucho más pequeña y seguramente también bastante más modesta: el segmento de los vuelos baratos parece una de sus tablas de salvación.
El ajuste de British Airways es más que drástico: la plantilla se va a reducir casi una cuarta parte en poco más de dos años y pasará de 56.700 empleados en agosto de 2001 a 43.700 en el verano de 2003. Los cuarteles generales de la compañía en el oeste de Londres se reducirán en un tercio de sus efectivos. Los ejecutivos de British esperan que la reducción de plantilla se pueda realizar con bajas voluntarias. Pero los sindicatos ya criticaron ayer a la dirección por anunciar una reducción tan drástica.
Los viejos buenos tiempos de British Airways parecen haber pasado para siempre. Por eso, la compañía, que hace un año malvendió su filial en ese sector, Go, da ahora marcha atrás aunque sea con la boca pequeña. 'No nos vamos a convertir en una compañía de vuelos baratos ni a lanzar una nueva', aclaró ayer Rod Eddington, consejero delegado de la compañía. 'Vamos a competir de manera rentable e inteligente en aquello en lo que ellos han hecho bien: la venta electrónica de reservas, la alta utilización de los aparatos y la simplificación de las tarifas'.
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