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La pesificación es un regalo para las grandes empresas

La ira de los pequeños ahorristas argentinos volvió a arder cuando el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, anunció que cada uno de sus dólares depositados se convirtió en 1,40 pesos. La cotización de la divisa en el mercado negro ya trepa a 2,20. Pero lo que más los indignó fue que simultáneamente el Gobierno decidió pesificar las deudas de más de 100.000 dólares según la antigua cotización uno a uno, lo que beneficia a las grandes empresas.

El coste de la llamada 'licuación de grandes pasivos', unos 18.000 millones de dólares, no será asumido por los bancos, sino por el propio Estado. Esta decisión despertó fuertes críticas en medios de comunicación e incluso fuentes del FMI cuestionaron el aumento de una deuda que ya ascendía a 140.000 millones de dólares (antes representaba el 45% del PIB, pero con la devaluación supone el 90%).

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El ministro de la Producción, José Ignacio de Mendiguren, justificó ante el Senado la decisión al señalar que 'de todas las crisis recesivas se salió con una licuación de pasivos'.

En 1982, año de la crisis de la deuda externa latinoamericana, el entonces presidente del Banco Central argentino, Domingo Cavallo, también transfirió deuda privada al Estado. Entre los beneficiados de aquella vez figuran muchos grupos empresarios nacionales que ahora también redujeron su deuda. Por ejemplo, el que debía 100 millones de dólares pasa a deber 100 millones de pesos, aunque los créditos pesificados se ajustarán de acuerdo con la inflación, que en enero alcanzó el 2,3%. Por lo tanto, el que debía 100 millones de dólares en realidad ahora debe 102,3 millones de pesos (sólo 46,5 millones de dólares).

La lista de grandes beneficiados por la pesificación incluye a filiales de empresas españolas, tales como YPF (Repsol YPF), Grupo Concesionario del Oeste (Acesa), Aguas Argentinas (32% de Aguas de Barcelona), la petroquímica Polisur (participada por Repsol YPF) y Telefónica de Argentina (Telefónica). Sin embargo, la deuda de estas empresas en este país representa una mínima porción de lo que deben en el resto del mundo. Lo mismo le sucede a otras empresas extranjeras e incluso argentinas, que mantienen el 90% de su deuda tras las fronteras. En cambio, compañías nacionales como Socma (sociedad de la familia Macri, dueña del holding Sideco, que recibió la concesión del Correo Argentino) se habían endeudado principalmente en el ámbito local.

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