Congreso Nacional del Costalero

Si conociéramos las vivencias de lo que se mueve en torno a la Semana Santa, tendríamos a nuestro alcance la fuente más rica de emociones dando así sentido a un valor esencial: el de los sentimientos.

Mucho se ha escrito a través de los siglos de los días en que se conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo. Pensadores, historiadores, poetas, entre otros, han transmitido la emotividad de un pueblo que saber pedir cantando a sus cristos y vírgenes, sobre todo en Andalucía.

En la coglobación de esta base se encuentra el costalero, protagonista estos días en Córdoba con motivo del primer Congreso Nacional del Costalero, al que tuve el honor de ser invitada como ponente, desplazándome desde Londres, donde resido actualmente, aunque soy sevillana, trabajando y ampliando mis estudios en fisioterapia. Desde aquí doy las gracias al comité organizador, especialmente a su director y a su coordinador.

Mi más sentida felicitación a todos por la organización, por el trabajo científico tan documentado de las ponencias, por el esquisito trato a los congresistas y a todas las entidades, haciendo posible que el congreso se llevara a cabo.

A la Agrupación de Hermandades y Cofradías, mi enhorabuena, porque sus costaleros a partir de ahora encontrarán más apoyo y estímulo, reconocido también en la homilía del señor arzobispo en la misa concelebrada de clausura en la catedral.

Y al costalero, que nos transmite con su fe y su esfuerzo físico la emoción que lleva dentro, el agradecimiento de todos los que disfrutamos contemplando los desfiles procesionales.

Por úlitmo, mi felicitación a la alcadía de Córdoba que puso el broche de oro en el Alcázar de los Reyes Cristianos, con el ofrecimiento por parte de la señora alcaldesa a todo cuanto redunde en favor de la ciudad.