El turismo residencial colonizará el medio rural próximo a la costa en unos años, según los expertos
Esta tendencia aumenta el consumo de territorio
Un estudio presentado en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur), que se clausuró ayer, advierte de que la búsqueda de suelo para satisfacer la demanda de turismo residencial derivará en la colonización del medio rural relativamente cercano a la costa. Las previsiones estiman que, en los próximos cinco años, entre 800.000 y 1,7 millones de europeos elegirán España para establecer su segunda residencia, y un tercio de ellos eligirá la Comunidad Valenciana.
En destinos como el valenciano, con escasez de suelo urbanizable, el mercado se orienta hacia productos de mayor calidad, con precios más altos y con mayor margen de beneficio para los promotores. Hasta hace poco, los proyectos de turismo residencial, muy desarrollados especialmente en el litoral alicantino, se situaban en la costa, pero existe ahora un fenómeno de desplazamiento al interior o a la montaña. Ejemplos diáfanos de este fenómeno han comenzado a aflorar en la provincia de Alicante, sobre todo el sur, donde ya comienza a ser una estampa habitual la proliferación de urbanizaciones en medio de la huerta, a a más de una decena de kilómetros del mar.
Jubilaciones, prejubilaciones y el envejecimiento de la población europea han generado un segmento de demanda ociosa, atraído por el clima, que dispone de una renta para invertir y que han apostado por la Comunidad Valencia como lugar de retiro, residencia principal o segunda residencia. Pero el suelo urbanizable en el litoral valenciano se agota, por lo que las zonas del interior no muy lejanas del litoral han comenzado a urbanizarse. El acercamiento a la Unión Eropea con la implantación del euro 'atraerá al litoral más residentes', prevé el estudio realizado por expertos para la empresa Marzans Turismo.
Algunos promotores han vislumbrado ese mercado y han comenzado a construir macrourbanizaciones en términos municipales de poblaciones del interior, y muchos de ellos están obteniendo recalificaciones de suelo para edificar bajo el pretexto de los campos de golf, una fórmula en auge de obtener calificaciones de interés comunitario. El informe resalta el especial interés para el invensor que está despertando la provincia de Valencia, donde el precio del suelo turístico es más barato que en Alicante y Castellón. Cullera es el destino más solicitado, seguido de Tavernes de La Valldigna, Oliva y Gandia. Castellón se configura como una provincia con grandes perspectivas de desarrollo. Según Tasamadrid, el metro cuadrado en la Costa del Azahar se sitúa en 160.000 pesetas. La localidad más cara es Benicásim, con un precio medio de 185.000 pesetas, seguido de Benicarló y Vinarós.
De acuerdo con el estudio, la inversión inmobiliaria se ha configurado como alternativa a la bolsa y a la pérdida de atractivo de la renta fija debido a su solidez y rápida revalorización. Esto hace que muchos compradores vean en la segunda residencia una razón inversora. Por tanto, sostiene el informe, la rentabilidad de tal inversión superará el incremento del índice de precios al consumo durante los próximos años, debido a la decisión del Banco de España de no subir los tipos de interés.
El sector del turismo residencial está desorganizado. En la Comunidad está formado por pequeñas empresas promotoras, inmobiliarias y explotadoras que carecen de una red comercial planificada y, en muchos casos, con escaso conocimiento de las situación de los mercados internacionales. No obstante, la globalización afectará a las empresas turísticas e inmobiliarias, hasta concentrarlas a todas en unas pocas y representativas. El estudio advierte de que el turismo residencial puede perjudicar la oferta hotelera, centrada principalmente en Benidorm, y que también acarrea efectos negativos en el mercado del suelo.
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