Reactivación con muchas reservas
Estados Unidos evita la recesión, pero persiste el endeudamiento de las familias y el exceso de capacidad productiva
Las tornas han cambiado. El crecimiento del PIB estadounidense del 0,2% en el cuarto trimestre y la esotérica declaración del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en el Senado ('Recientemente ha habido señales de que las fuerzas que han retenido a la economía durante el pasado año están comenzando a debilitarse y que la actividad comienza a tomar vigor') favorecen una marea de optimismo económico. Muchos economistas estadounidenses opinan que la economía norteamericana ha tocado fondo, que la recuperación será visible a partir de la próxima primavera y que la locomotora de George Bush volverá a funcionar. Los empresarios e industriales son mucho más prudentes. El debate sobre la recuperación norteamericana se ha extendido a la reunión del Foro Económico Mundial que se celebra en Nueva York. Los economistas españoles consultados por NEGOCIOS son menos optimistas. Como se puede apreciar en sus textos, insisten en el riesgo de que esta modesta recuperación sea un espejismo y consideran que EE UU todavía no ha completado su ajuste estructural.
No hay precedentes para una recesión como la actual (corta y poco profunda); la recuperación tampoco será espectacular
Crece el número de los que creen que las condiciones económicas van a mejorar en los próximos seis meses y baja el de pesimistas
La productividad creció por encima del 3% en el cuarto trimestre, una cifra espectacular para una crisis
La economía de Estados Unidos creció un 0,2% en el cuarto trimestre, el precio del dinero se mantiene en cotas mínimas, la Bolsa sube, el paro baja, la confianza de los consumidores aumenta, la producción de bienes duraderos asciende, la inflación está controlada y la Reserva Federal (Fed) estima que 'las perspectivas para una recuperación económica son más prometedoras'. ¿Fin de la recesión? Economistas y analistas ya ven la botella medio llena, con escasas excepciones. Los empresarios, que han recortado la inversión durante todo el pasado año, son más cautos. Los parados rezan para que sus filas pierdan efectivos. Los políticos se pelean, con el presidente George Bush reclamando la aprobación de un plan de estímulos económicos que la oposición demócrata considera excesivamente sesgado hacia los recortes fiscales.
Lo inesperado del crecimiento de la economía anunciado por el Departamento de Comercio ha creado unas expectativas que revelan el extendido deseo de volver a los buenos viejos tiempos. El 0,2% de aumento del PIB es muy escueto y aún podría llegar a ser negativo, un vez se realicen los necesarios ajustes de datos. En el primer anuncio sobre la marcha de la economía en el tercer trimestre del 2001, Comercio habló de una caída del 0,4%, que revisó dos veces hasta dejarla en el definitivo 1,3% negativo.
El precedente no ha enfriado los ánimos. Diane Swonk, economista jefe del Bank One, dice que 'ya casi podemos mirar hacia atrás y hablar de recesioncita, en vez de recesión', y Tim O'Neill, responsable de los economistas del Harris Bank, abunda en la idea: 'Esto se parece cada vez más a una pequeña recesión que no fue'. Lo máximo que concede O'Neill es que 'si acaso, será una recesión suave'.
La recesión comenzó en marzo, según la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), un selecto colegio de sabios que emplea numerosos baremos para determinar cuándo comienza y termina una contracción económica. En los pasados doce meses sólo el periodo julio-septiembre tuvo un crecimiento negativo. De ser así, resultará la recesión más corta y superficial en décadas.
El comité rector de la Reserva Federal se reunió el martes y el miércoles para analizar la situación y al concluir los debates emitió un corto comunicado con el enrevesado lenguaje que le caracteriza. 'Señales de que la debilidad de la demanda está cediendo y de que la actividad económica se está empezando a consolidar son cada vez más evidentes', se leía en el corto texto. 'Con las fuerzas que retienen a la economía empezando a debilitarse y con las perspectivas para el crecimiento de la productividad siguiendo favorables y la política monetaria disponible, las perspectivas de una recuperación económica son más prometedoras'.
Marea de optimismo
'Ya ha pasado lo peor', comentaba Bill Cheney, economista jefe de John Hancock Financial Services de Boston, en diversos medios. 'Estamos en el camino de la recuperación'. Otro economista del interior del país era de la misma opinión. 'Estamos llegando a un punto de inflexión', señalaba Ken Mayland, que trabaja en una compañía de análisis económico de Ohio. 'Muchos de los indicadores están cambiado de sentido para mostrar resultados positivos'.
'Hemos tocado fondo en el cuarto trimestre. No hemos salido de la recesión, pero estamos muy cerca de hacerlo', piensa Jerry Jasinowski, cuyas palabras como presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes (NAM) tienen un valor añadido. 'Sería un grave error decir que estamos fuera de peligro, porque las inversiones en bienes de equipo están paradas y van a seguir paradas'.
La inversión productiva estuvo cayendo todo el año pasado, hasta tasas del 12,8% en el cuarto trimestre, tras el recorte del 8,5% habido en el tercero. 'En siete de las pasadas nueve recesiones salimos de ellas gracias a las inversiones de capital', subraya Don Wainwright, otro de los responsables de la NAM. 'Es falso eso que se dice de que la demanda nos va a sacar de la recesión. Lo que nos sacará es la oferta y será debido a la productividad'. La productividad creció por encima del 3% en el cuarto trimestre, una cifra espectacular para una crisis.
El comunicado de la Reserva Federal también recomendaba cautela al aludir a la incertidumbre que pesa sobre la inversión y el potencial gasto de los hogares, tesis en la que se hacía eco de las ideas expresadas la pasada semana por su presidente, Alan Greenspan, ante el comité presupuestario del Senado. La Fed señalaba que, a pesar de las prometedoras perspectivas, 'los riesgos están sesgados principalmente hacia condiciones que pueden generar debilidad económica en el futuro previsible'.
Los analistas toman esta advertencia como el resquicio que se deja la Reserva para volver a bajar los tipos en caso de necesidad, posibilidad en la que pocos creen. De hecho, uno de los debates en marcha es cuánto tardará el banco central de Estados Unidos en volver a subir los tipos. Los más madrugadores apuntan a mediados de año, pero la tónica dominante es que habrá que esperar a que se consolide la recuperación y a que el desempleo comience a bajar antes de ver subir el precio del dinero, llevado hasta el 1,75% en el interbancario a corto por una agresiva campaña de un año de duración para hacer frente al enfriamiento económico.
El paro, que en enero bajó dos décimas, hasta el 5,6%, es probable que vuelva a crecer en meses sucesivos. Un estudio del Economic Policy Institute (EPI), un organismo privado, aventura que el desempleo alcanzará el 6,5% en la segunda mitad del año, para bajar luego hasta la cota del 6% y quedarse en ella durante el 2003. 'Pasarán años antes de que la tasa de desempleo vuelva al 4% disfrutado a finales del 2000, y años antes de que las familias recuperen los niveles de ingresos de antes de la recesión', pronostica el EPI.
A pesar de ello, el índice de confianza de los consumidores se recupera lentamente, según el sondeo del Conference Board, otro organismo privado. Crece el número de los que creen que las condiciones económicas van a mejorar en los próximos seis meses y disminuye el de pesimistas, con el consiguiente reflejo en las expectativas laborales. La reducción en el desempleo es un producto de la recuperación, porque las empresas esperan a los resultados económicos antes de contratar trabajadores.
No hay precedentes para una recesión como la actual (corta y poco profunda) y Greenspan y algunos analistas señalan que debido a esa doble peculiaridad la recuperación tampoco será espectacular. El empresario Jasinowski habla de que quizás haya un crecimiento del 2% en este primer trimestre, prácticamente recuperando la tasa de hace un año. Otros prefieren hablar de la segunda mitad del año, cuando la recuperación ya sea un hecho. 'Nosotros pensamos que la demanda va a fallar en el actual trimestre', decía en The New York Times Gerald Cohen, un economista de Merrill Lynch. 'Pero para la segunda mitad del año el PIB debería estar creciendo al 5%'.
Cautela oficial
Wall Street, que apuesta al futuro, tuvo dos jornadas de crecimiento espectacular tras el dictamen del miércoles de la Reserva Federal, ajeno a las advertencias contra el excesivo optimismo que la semana pasada le dirigió Greenspan. Atacados ocasionalmente por el virus de la 'enronitis' -el síndrome que hace temer nuevos escándalos contables como el que ha acabado con la firma de Houston, una dolencia que el martes volatilizó un 2,5% de la capitalización bursátil de las empresas america-nas-, los mercados han optado por el optimismo. Otro de los factores que subrayan lo particular de esta recuperación es que el Gobierno no lanza las campanas a vuelo.
El propio Bush, tras alegrase de lo positivo del aumento del PIB, agregó: 'No podemos dar por hecho el crecimiento y la creación de puestos de trabajo'. Se puso mustio con ánimo de acicatear la aprobación en el Senado de su plan para estimular la economía, plan que el propio Greenspan considera que puede ser innecesario dada la marcha de la economía. Pero Estados Unidos vive un año electoral, en el que se renovarán la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, y los demócratas difícilmente accederán a los deseos presidenciales.La economía de Estados Unidos creció un 0,2% en el cuarto trimestre, el precio del dinero se mantiene en cotas mínimas, la Bolsa sube, el paro baja, la confianza de los consumidores aumenta, la producción de bienes duraderos asciende, la inflación está controlada y la Reserva Federal (Fed) estima que 'las perspectivas para una recuperación económica son más prometedoras'. ¿Fin de la recesión? Economistas y analistas ya ven la botella medio llena, con escasas excepciones. Los empresarios, que han recortado la inversión durante todo el pasado año, son más cautos. Los parados rezan para que sus filas pierdan efectivos. Los políticos se pelean, con el presidente George Bush reclamando la aprobación de un plan de estímulos económicos que la oposición demócrata considera excesivamente sesgado hacia los recortes fiscales.
Lo inesperado del crecimiento de la economía anunciado por el Departamento de Comercio ha creado unas expectativas que revelan el extendido deseo de volver a los buenos viejos tiempos. El 0,2% de aumento del PIB es muy escueto y aún podría llegar a ser negativo, un vez se realicen los necesarios ajustes de datos. En el primer anuncio sobre la marcha de la economía en el tercer trimestre del 2001, Comercio habló de una caída del 0,4%, que revisó dos veces hasta dejarla en el definitivo 1,3% negativo.
El precedente no ha enfriado los ánimos. Diane Swonk, economista jefe del Bank One, dice que 'ya casi podemos mirar hacia atrás y hablar de recesioncita, en vez de recesión', y Tim O'Neill, responsable de los economistas del Harris Bank, abunda en la idea: 'Esto se parece cada vez más a una pequeña recesión que no fue'. Lo máximo que concede O'Neill es que 'si acaso, será una recesión suave'.
La recesión comenzó en marzo, según la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), un selecto colegio de sabios que emplea numerosos baremos para determinar cuándo comienza y termina una contracción económica. En los pasados doce meses sólo el periodo julio-septiembre tuvo un crecimiento negativo. De ser así, resultará la recesión más corta y superficial en décadas.
El comité rector de la Reserva Federal se reunió el martes y el miércoles para analizar la situación y al concluir los debates emitió un corto comunicado con el enrevesado lenguaje que le caracteriza. 'Señales de que la debilidad de la demanda está cediendo y de que la actividad económica se está empezando a consolidar son cada vez más evidentes', se leía en el corto texto. 'Con las fuerzas que retienen a la economía empezando a debilitarse y con las perspectivas para el crecimiento de la productividad siguiendo favorables y la política monetaria disponible, las perspectivas de una recuperación económica son más prometedoras'.
Marea de optimismo
'Ya ha pasado lo peor', comentaba Bill Cheney, economista jefe de John Hancock Financial Services de Boston, en diversos medios. 'Estamos en el camino de la recuperación'. Otro economista del interior del país era de la misma opinión. 'Estamos llegando a un punto de inflexión', señalaba Ken Mayland, que trabaja en una compañía de análisis económico de Ohio. 'Muchos de los indicadores están cambiado de sentido para mostrar resultados positivos'.
'Hemos tocado fondo en el cuarto trimestre. No hemos salido de la recesión, pero estamos muy cerca de hacerlo', piensa Jerry Jasinowski, cuyas palabras como presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes (NAM) tienen un valor añadido. 'Sería un grave error decir que estamos fuera de peligro, porque las inversiones en bienes de equipo están paradas y van a seguir paradas'.
La inversión productiva estuvo cayendo todo el año pasado, hasta tasas del 12,8% en el cuarto trimestre, tras el recorte del 8,5% habido en el tercero. 'En siete de las pasadas nueve recesiones salimos de ellas gracias a las inversiones de capital', subraya Don Wainwright, otro de los responsables de la NAM. 'Es falso eso que se dice de que la demanda nos va a sacar de la recesión. Lo que nos sacará es la oferta y será debido a la productividad'. La productividad creció por encima del 3% en el cuarto trimestre, una cifra espectacular para una crisis.
El comunicado de la Reserva Federal también recomendaba cautela al aludir a la incertidumbre que pesa sobre la inversión y el potencial gasto de los hogares, tesis en la que se hacía eco de las ideas expresadas la pasada semana por su presidente, Alan Greenspan, ante el comité presupuestario del Senado. La Fed señalaba que, a pesar de las prometedoras perspectivas, 'los riesgos están sesgados principalmente hacia condiciones que pueden generar debilidad económica en el futuro previsible'.
Los analistas toman esta advertencia como el resquicio que se deja la Reserva para volver a bajar los tipos en caso de necesidad, posibilidad en la que pocos creen. De hecho, uno de los debates en marcha es cuánto tardará el banco central de Estados Unidos en volver a subir los tipos. Los más madrugadores apuntan a mediados de año, pero la tónica dominante es que habrá que esperar a que se consolide la recuperación y a que el desempleo comience a bajar antes de ver subir el precio del dinero, llevado hasta el 1,75% en el interbancario a corto por una agresiva campaña de un año de duración para hacer frente al enfriamiento económico.
El paro, que en enero bajó dos décimas, hasta el 5,6%, es probable que vuelva a crecer en meses sucesivos. Un estudio del Economic Policy Institute (EPI), un organismo privado, aventura que el desempleo alcanzará el 6,5% en la segunda mitad del año, para bajar luego hasta la cota del 6% y quedarse en ella durante el 2003. 'Pasarán años antes de que la tasa de desempleo vuelva al 4% disfrutado a finales del 2000, y años antes de que las familias recuperen los niveles de ingresos de antes de la recesión', pronostica el EPI.
A pesar de ello, el índice de confianza de los consumidores se recupera lentamente, según el sondeo del Conference Board, otro organismo privado. Crece el número de los que creen que las condiciones económicas van a mejorar en los próximos seis meses y disminuye el de pesimistas, con el consiguiente reflejo en las expectativas laborales. La reducción en el desempleo es un producto de la recuperación, porque las empresas esperan a los resultados económicos antes de contratar trabajadores.
No hay precedentes para una recesión como la actual (corta y poco profunda) y Greenspan y algunos analistas señalan que debido a esa doble peculiaridad la recuperación tampoco será espectacular. El empresario Jasinowski habla de que quizás haya un crecimiento del 2% en este primer trimestre, prácticamente recuperando la tasa de hace un año. Otros prefieren hablar de la segunda mitad del año, cuando la recuperación ya sea un hecho. 'Nosotros pensamos que la demanda va a fallar en el actual trimestre', decía en The New York Times Gerald Cohen, un economista de Merrill Lynch. 'Pero para la segunda mitad del año el PIB debería estar creciendo al 5%'.
Cautela oficial
Wall Street, que apuesta al futuro, tuvo dos jornadas de crecimiento espectacular tras el dictamen del miércoles de la Reserva Federal, ajeno a las advertencias contra el excesivo optimismo que la semana pasada le dirigió Greenspan. Atacados ocasionalmente por el virus de la 'enronitis' -el síndrome que hace temer nuevos escándalos contables como el que ha acabado con la firma de Houston, una dolencia que el martes volatilizó un 2,5% de la capitalización bursátil de las empresas america-nas-, los mercados han optado por el optimismo. Otro de los factores que subrayan lo particular de esta recuperación es que el Gobierno no lanza las campanas a vuelo.
El propio Bush, tras alegrase de lo positivo del aumento del PIB, agregó: 'No podemos dar por hecho el crecimiento y la creación de puestos de trabajo'. Se puso mustio con ánimo de acicatear la aprobación en el Senado de su plan para estimular la economía, plan que el propio Greenspan considera que puede ser innecesario dada la marcha de la economía. Pero Estados Unidos vive un año electoral, en el que se renovarán la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, y los demócratas difícilmente accederán a los deseos presidenciales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.