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Desprecintado un ataúd al creer la familia que el muerto estaba vivo

Policías, sanitarios y empleados del tanatorio del cementerio Jardín de Alcalá de Henares vivieron un hecho insólito la madrugada del miércoles pasado, al tener que pedir la autorización del juez de guardia para desprecintar un ataúd y poder confirmar si el difunto estaba realmente muerto.

Antonio, un septuagenario, había fallecido el martes por un infarto cerebral en Villajoyosa (Alicante), donde había acudido para asistir al entierro de un pariente. Tras ser confirmado el óbito por un médico de la localidad alicantina, el cadáver fue introducido en una caja mortuoria de cinc, sellada herméticamente, según establece la normativa sanitaria para traslados de este tipo entre distintas comunidades autónomas, y conducido en un furgón hasta Alcalá de Henares, donde residía.

El velatorio de Antonio se instaló en la sala C del tanatorio y hacia las tres de la madrugada sus familiares directos, que estaban acompañados por decenas de parientes y amigos, solicitaron a los empleados del camposanto que desprecintaran la caja mortuoria al observar vaho en la ventanilla del ataúd y sospechar que pudiera estar vivo.

'No pudimos convencer a los familiares del difunto de que estaba totalmente muerto, a pesar de que les explicamos que al haberse metido el cuerpo de esta persona, prácticamente recién fallecida, en la caja sellada y conservar todavía un poco de calor, junto a los cambios de temperatura de la zona de donde provenía y Madrid, se había generado una condensación, y de ahí que el cristal de la caja se empañara', explicó la directora de servicio del cementerio Jardín, Mercedes García Herreruela.

La resurrección de la abuela

Esta misma familia ya pasó antes por una situación similar. 'Los parientes de Antonio', según García Herreruela, 'aseguraron que hace unos años dieron por muerta a la abuela y tres horas después resucitó para vivir una semana más, por lo que tenían mucho miedo de que volviese a ocurrir lo mismo'.

Ante la insistencia de la familia, la directora de servicio del tanatorio pidió al juez de guardia de Alcalá autorización para desprecintar el ataúd y que un médico pudiera despejar las dudas. Poco después, el tanatorio recibió la autorización del juez y agentes del Cuerpo Nacional de Policía llamaron al 061 de la Comunidad de Madrid para que una UVI móvil se trasladara al tanatorio. En presencia del hijo del difunto, el equipo médico del 061 practicó al cadáver varias pruebas, entre ellas un electrocardiograma, sin resultado positivo, tras lo cual emitieron el correspondiente informe. Después, los familiares pudieron seguir velando al difunto.

Sin más incidentes, Antonio fue enterrado el mismo miércoles en el cementerio municipal alcalaíno. Sus familiares declinaron hacer declaraciones sobre lo ocurrido. La directora de servicio del cementerio señaló que es la primera vez que ocurre un percance de este tipo en los nueve años que lleva funcionando el tanatorio.

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