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Reportaje:DEL PANTANO DE BENÍNAR A DARRÍCAL | EXCURSIONES

A orillas de un embalse

Darrícal, barriada de Alcolea desde 1997, intenta conciliar la cercanía de una presa con lo que fue un pueblo

Lo malo de los espejos es que no pueden mostrar lo que hay detrás del cristal. Si eso fuese posible, quizás nos ofrecerían imágenes más sorprendentes de las que son capaces de reflejar.Una sensación así puede experimentar quien visite el pantano almeriense de Benínar. Encajado en un valle que está situado a 14 kilómetros de Berja, con la estampa de las blancas cumbres de Sierra Nevada de fondo, las aguas mansas del pantano parecen querer convertirse en un enorme espejo donde se mira el verdor de las montañas que custodian el embalse.

El espectáculo de pájaros inmóviles al borde del agua que tratan de rapiñar cualquier rayo de sol con sus alas extendidas, reconcilia con la naturaleza al urbanita más militante.

Las elegantes estelas que dibujan en el acuoso espejo las aves cuando deciden planear a ras del agua, muchas veces en busca del pececillo incauto que se aproxima demasiado a la superficie del pantano, incrementan la sencilla belleza del lugar inundado. Pero el pantano de Benínar, como otros muchos, es un espejo cuyo cristal esconde un secreto. El secreto del pueblo que dormita bajo sus aguas. Es el precio del progreso. O, visto de otro modo, el precio que impone la necesidad de buscar por medios artificiales lo que niegan los esquivos recursos naturales.

Destinadas para el abastecimiento de Almería y para el riego del campo de Dalías, las aguas de la presa de Benínar proceden del río Yátor, el río Alcolea y, sobre todo, del deshielo de Sierra Nevada.

Una zona de acampada muy próxima al pantano, y perfectamente señalizada, y la posibilidad de practicar deportes acuáticos, sobre todo cuando la presa se beneficia de años generosos en lluvias y nieves, aumentan el atractivo del lugar y permiten disfrutar aún más al visitante aventurero o al que sólo desea pasar un tiempo de tranquilidad en la montaña.

El pantano de Benínar se tragó al pueblo que le da nombre hace aproximadamente un cuarto de siglo. Pero no fue ese el único municipio afectado por la necesidad de almacenar agua en una provincia históricamente conocida como árida. La cercana localidad de Darrícal también sufrió las consecuencias de la creación de la presa.

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Los habitantes de Darrícal, municipio independiente hasta que en 1997 desapareció como tal y pasó a ser una barriada de Alcolea, tuvieron que enfrentarse a la expropiación de sus tierras. Y poco después, a la emigración.

La desbandada fue generalizada y Darrícal pasó de ser un pequeño pueblo a un pueblo semiabandonado. Hoy es una barriada de Alcolea en la que viven unas diez familias. Pero es, sobre todo, un lugar perdido en las entrañas de Almería.

Del pantano de Benínar, al que se puede acceder desde Berja, hasta Darrícal median pocos kilómetros. Eso sí, los kilómetros que separan ambos lugares son sinuosos, tanto que parecen simular a una larga serpiente asfaltada. Pero la carretera está en buen estado y merece la pena el pequeño trayecto.

Darrícal es todo blanco. Cuajado de cuestas y rincones sorprendentes, destacan sus casas bajas y una humilde iglesia mudéjar del siglo XVI que se asoma a la rambla que desemboca en el pantano. Darrícal es un lugar que trata de resurgir del infortunio del despoblamiento.

Rehabilitación

El Ayuntamiento de Alcolea ya ha puesto en marcha un proyecto de rehabilitación de viviendas. 'Entre las barriadas de Darrícal y Lucainena ya hay más de 200 solicitudes para rehabilitar casas. Tienen preferencia los habitantes, pero si quedan casas sin rehabilitar el propio ayuntamiento podría hacerse cargo de ellas para orientarlas hacia el turismo rural', explica Fernando Utrilla, alcalde de Alcolea.

Colgado de la ladera de una montaña, Darrícal es un regalo para quien busque aislarse totalmente del bullicio. Y todo un signo de esperanza para aquellos que siguen creyendo en el valor de la naturaleza y la tranquilidad. Una vez que el proyecto de restauración de viviendas se haga realidad, el que antes fue un pueblo y hoy barriada volverá a resurgir con todo el humilde esplendor que tuvo antaño.

Despojada de su condición de municipio, Darrícal es una zona que hoy se abre a la esperanza. Esa esperanza que supone volver a ser lo que fue, desafiando su situación a orillas de un pantano.

Deportes acuáticos

- Dónde: Para llegar al pantano de Benínar una buena opción es partir del municipio de Berja. Una vez allí, a donde se llega desde Almería tomando la autovía en dirección a Málaga, en la plaza del pueblo hay indicadores hacia Benínar. Desde el pantano hasta Darrícal hay que tomar un cruce cercano que lleva a Alcolea. Siguiendo el camino se llega a Darrícal. - Cuándo: Cualquier época es buena para visitar la zona, aunque el verano se presenta como una de las estaciones más atractivas porque posibilita practicar deportes acuáticos en el pantano y encontrarse en Darrícal con más gente de la que suele haber el resto del año. - Alrededores: Cerca de Benínar está la localidad de Berja. Es una de las apuestas más seguras para reconfortar el estómago. Si antes se quiere seguir la ruta también es posible visitar Lucainena, otra de las pequeñas barriadas de Alcolea que se encuentra muy cerca de Darrícal. - Y qué más: Los aficionados a inmortalizar paisajes deben ir provistos de una cámara fotográfica porque el pantano siempre ofrece alguna estampa digna de quedar registrada y a Darrícal, pese a su humilde extensión, le sobran rincones llenos de encanto. Para obtener más información sobre la zona una de las posibilidades es preguntar en el Patronato de Turismo de la Diputación de Almería (950 62 11 17).

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