_
_
_
_
Crítica:EL LIBRO DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Lectores desamparados

El título de este libro, Críticas ejemplares, se ajusta a su contenido, pero también el libro es ejemplar. Es fruto, no de un reclamo comercial, o de una operación destinada a hacer resonar la literatura como espectáculo, sino de una verdadera intervención cultural: el Premio Bartolomé March a la Crítica, obtenido en su primera convocatoria por Andrés Ibáñez y Ricardo Piglia. Los miembros del jurado han seleccionando y comentando, cada uno de ellos, un ensayo de crítica literaria, con el propósito de 'sugerir cómo podría ésta renovar sus dominios intelectuales'. El resultado es una fiesta de la inteligencia. Esta miscelánea de procedimientos de lectura, de perspicacia interpretativa, tiene el mérito de ofrecer un mosaico modélico, al tiempo que propone una reflexión general sobre la precaria condición del crítico literario.

Críticas ejemplares

Juan Benet, Jorge Luis Borges, Raymond Chandler, Julien Gracq, Giorgio Manganelli, Marcel Proust, George Steiner, Lytton Strachey, Edmund Wilson. Seleccionadas por Félix de Azúa, Basilio Baltasar, Guillermo Cabrera Infante, Jean-François Fogel, Luis Goytisolo, Eduardo Mendoza, Elide Pittarello, Fernando Savater, Jorge Volpi. Bitzoc. Palma de Mallorca, 2001. 195 páginas. 14,27 euros.

Dice Eduardo Mendoza: 'Una

crítica negativa es muy fácil de hacer, pero muy difícil de hacer bien'. Obviedad nada baladí para presentar el texto de Lytton Strachey, donde se resalta el sorprendente ridículo y pompa de las tragedias de Voltaire, muy apreciadas en su época. Strachey, continúa Mendoza, 'no se enfrenta al débil, sino a la debilidad del fuerte'. Un corolario que puede ser también una máxima. Ya antes, De Azúa, al introducir a Benet, indica que el trabajo de éste sobre El Rey Lear, de Shakespeare, no es un ejercicio universitario, con lo que separa obligación y necesidad, sino 'una reflexión inducida por la lectura, el entusiasmo y el ánimo de esclarecimiento'.

Por su parte, Basilio Baltasar señala la conjura del encuentro entre la crítica literaria y el periodismo cultural, cuyo maridaje ha propiciado la subordinación del discurso crítico a la impunidad que caracteriza a los anuncios publicitarios. Lo que no le impide clasificar el síndrome demasiado humano del crítico en ocho rasgos, y formular, a la vez, cinco principios para lograr restaurar su credibilidad. Destaco, por su pertinencia -y por su colisión con otro rasgo demasiado humano-, el principio de distancia que propone disolver la promiscuidad de las relaciones entre críticos y autores de los libros criticados. Toda propuesta es un ideal; ésta es un deseo de normalización, pocas veces atendido. La elección de la conferencia de Julien Gracq, Por qué respira mal la literatura, la apoya Baltasar en la dilucidación que aquél hace del sentido deficitario de las técnicas surrealistas, existencialistas o del nouveau roman, en definitiva de las técnicas, que nunca son reputadas, aunque se vuelvan con el tiempo fastidiosas y aburridas.

En el otro extremo, Cabrera Infante selecciona El sencillo arte de matar, de Raymond Chandler, defensa del género policiaco, de la necesidad de romper su convención masiva y del realismo del hombre corriente como forma artística de ficción. Nada que ver con el texto de Proust que propone Jean-François Fogel: A propósito del estilo de Flaubert. Proust, a quien Flaubert no le gustaba mucho, establece el mérito de la prosa, con sus modificaciones sintácticas, del autor de La educación sentimental, ejerciendo la función del crítico que consiste en colocar en su lugar a los autores contemporáneos. De novelista a novelista, su artículo apresurado es doblemente ejemplar al asentar su apreciación en los antípodas de su propia estética. La defensa de Flaubert es una alarma ante la impresión, dice Proust, de que 'ya no sabemos leer', línea que se conecta por contraste con el texto de Borges que selecciona Fernando Savater, La supersticiosa ética del lector, donde el escritor argentino acusa esa disposición de considerar un libro bueno por sus atribuciones estilísticas y la vanidad patética de la perfección.

Luis Goytisolo recoge, del libro Tolstoi o Dostoievski, de Steiner, el capítulo donde el eminente crítico pone en contacto a Tolstói con Homero, dos figuras de dimensiones colosales, cuya relación se erige en un texto paradigmático de lo que es la crítica como ejercicio de literatura comparada. Elide Pittarello habla de contaminación: 'Por ser originariamente imprevisible, la literatura debilita la identidad de los críticos, deteriora sus herramientas, los deja desamparados'. Y así deja al probable lector al enfrentar un texto tan extremo y excéntrico como La literatura como mentira, de Giorgio Manganelli, un ensayo que acepta la condición de bufón del escritor, un 'ser aproximadamente humano', 'que no tiene colocación histórica, es un lusus, un error'. Para Manganelli, la literatura se organiza 'como una seudoteología, en la cual se celebra un universo entero, su fin y su principio, sus ritos y sus jerarquías, sus seres mortales e inmortales: todo es exacto y todo es fingido'. Sin duda el texto más radical y más disgregador; no son palabras destinadas a la comprensión, sino al aturdimiento: el escritor, dice Manganelli, debe obedecer al lenguaje, 'dios bárbaro e impetuosamente oracular', que le lleva 'a las inmediaciones del poder homicida'. Hasta ahí, sin perder la razón literaria, llegó Joyce con Ulises, antes de caer en la opacidad de Finnengans Wake. Jorge Volpi ha seleccionado el lúcido y elegante análisis que de Ulises hizo Edmund Wilson, ensayo que permite adentrarse, como en una habitación iluminada por la luz del día, en la complejidad de la que tal vez sea la mayor novela del siglo XX.

En nuestro actual panorama literario, muy dinámico, pero a la vez con una aguda propensión a aceptar la confusión de valores, el refrito y la mecánica muerta de tantas obras de ficción, Críticas ejemplares devuelve al discurso crítico su papel de nivelador de la exigencia. Se trata de custodiar esa exigencia, de leer, como pedía Steiner, 'como seres humanos íntegros, mediante el ejemplo de la precisión, del pavor y del deleite'.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_