Armendáriz: 'Si no lo evitamos, acabaremos aislados en casa'
Vivió de la informática hasta que tuvo su primera oportunidad en el cine. Montxo Armendáriz se estrena ahora con la cámara digital para un nuevo documental
Empezó trabajando con la electrónica: montaba equipos de electromedicina en hospitales, máquinas tragaperras u órganos de luces en salas de discotecas. También reparaba radios y televisiones. Para Montxo Armendáriz los ordenadores siempre han sido una herramienta fundamental. 'Es lo que hacia de forma profesional antes de ganarme el sustento con el cine', explica Armendáriz en un hotel de Nueva York. El director navarro visitó la ciudad para inaugurar la X edición de la muestra de cine español que organiza el Lincoln Center de Nueva York, y que en 2001 le rindió tributo.
'El cine siempre ha sido algo fundamental en mi vida, aunque me ganaba la vida de otra forma'. Hasta que Elias Querejeta se fijó en él y le produjo su primer largometraje, Tasio. Ahora, Armendáriz sigue con el ordenador, su compañero para escribir guiones, archivar bases de datos e intercambiar opiniones a través de Internet. Y cuando un amigo tiene un problema, lo llama.
'Si no es algo muy complicado, se lo soluciono. El problema es que en cuestión de programación, me he quedado obsoleto. Cuando trabajaba no existía el PC ni Windows, se llamaban computadores de elementos de cálculo'.
¿Acabaremos aislados en casa? 'Ójala no, pero desgraciadamente creo que vamos camino de ello'. El director -que además de su última película Silencio roto, también presentó Tasio, 27 Horas, Las cartas a Alou, Historias del Kronen y Secretos del corazón ante el público neoyorquino- piensa que si no tomamos las medidas para evitarlo, 'acabaremos en casa rodeados de una máquina y pulsando teclas incluso para que nos traigan la comida'.
La cámara digital también forma parte del equipo de Armendáriz. De momento, la utiliza para las pruebas de casting y la ha usado para rodar su último trabajo como productora: un documental dirigido por Javier Corcuera titulado La guerrilla de la memoria. 'Hemos podido grabar 70 horas con testimonios de los guerrilleros. Eso en cine sería impensable'. Aunque se distribuirá como cine, el rodaje ha sido digital. Además del coste, el cineasta ve otra ventaja: la comodidad que supone trabajar con una cámara digital, que permite más agilidad y rapidez. Aunque la calidad no es la misma, 'en este caso lo importante eran los testimonios directos de quienes estaban hablando, y no la estética'.
Por su larga relación con el mundo de la informática, Armendáriz es amigo de las nuevas tecnologías y está al corriente de los avances. A pesar de ello, sigue siendo fiel a las viejas usanzas. Aunque lee en la red, también sigue leyendo los periódicos en papel; aunque ha hecho un par de compras, sigue prefiriendo salir un poco antes de casa y comprar la entrada de cine en la taquilla. Y lo de escuchar música, lo tiene claro: 'Desde el PC me parece incómodo y la calidad aún no me parece aceptable'.
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