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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Pensionistas y recetas

No hace mucho, cuando el Gobierno español decretó el 'medicamentazo', a nuestro presidente se le cansó la boca, también a sus voceros, de anunciarnos que esa medida no le sería de aplicación a los andaluces porque nuestro Gobierno regional no iba a permitir que las modestas economías de sus ciudadanos, fundamentalmente las débiles de nuestros pensionistas, sufrieran las consecuencias emanadas de las resoluciones de un Gobierno de derecha ultraliberal, insensible a los problemas de las economías más modestas.

Evidentemente, la medida de la Junta de Andalucía, manteniendo la financiación a las especialidades médicas suprimidas, es digna de encomio. Pero lo doloroso del caso es que otras medidas de la Consejería de Salud, al mismo tiempo, hacen recaer sobre esas mismas débiles economías la financiación íntegra de otros productos que el SAS está obligado a suministrar. Así compensa.

Pongamos un ejemplo: usted es un pensionista que vive a 40, 50 o 60 kilómetros del hospital de Huércal Overa. A usted el cirujano, por problemas circulatorios, le recetó en su día unas medias (la Junta establece dos pares al año); su prestación está reconocida por el desarrollo del RD 63/1995, de 20 de enero, Regulación de la Prestación Ortoprotésica, producto 03 06, Ayudas para el Tratamiento de Afecciones Circulatorias.

Pues bien, usted tiene dos posibilidades:

1. Acudir a su farmacia y llevárselas, previo pago de su importe (19,04 euros).

2. Después de múltiples trámites (acudir a su médico, solicitar que le pidan número para el cirujano, esperar en lista, etcétera), llama a un taxi y se desplaza a Huércal Overa para que todo un señor especialista pierda su tiempo rellenando un vale y que en su farmacia u ortopedia le suministren las medias.

Hay otra posibilidad: si usted tiene un familiar con coche puede pedirle el favor de que pierda dos o tres horas de trabajo y haga 100 kilómetros para que le lleve a que le hagan la maldita receta.

¡Ah!, si usted plantea, con una sugerencia que considera razonable, este problema a su consejero, este le remite a una directora gerente que, con una redacción ininteligible y argumentación 'burrocrática', le dice que no se puede hacer nada porque el procedimiento está regulado por una resolución. ¡Como si la norma legislativa aducida fuese más inmutable que la Constitución para Aznar!

Y si piensa que dirigiéndose al presidente tal vez encuentre cordura y comprensión, le prevengo: el presidente de la Junta de Andalucía, como todos los virreyes, está demasiado alto para perder el tiempo oyendo quejas o sugerencias de sus vasallos. No es suposición, la afirmación la avalo con un escrito de octubre de 2001 que naturalmente no ha sido contestado.

Solución: cuando usted cobre su mísera pensión, resignadamente detraiga la cantidad que cuesta el producto y religiosamente pague mientras el señor presidente se pavonea de su política social.

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