Félix Ortega Muñoz, un periodista todoterreno

Hace unos días moría en Madrid, a los 60 años casi recién cumplidos, un gran amigo y un excelente periodista: Félix Ortega Muñoz. Había sido fundador del extinto diario SP, luego trabajó en Nueva York durante ocho años para una agencia de prensa española y para la norteamericana AP. Cuando regresó a España se incorporó al diario Arriba y, a su cierre, trabajó en algunos departamentos de prensa de la Administración, formó parte de la primera plantilla de Onda Madrid y concluyó su periplo profesional en el departamento de Comunicación de Iberia.

Félix Ortega pertenecía a una raza de periodistas en cierto modo extinta: dueño de vastos saberes, siempre curioso ante cualquier acontecimiento que se produjera en el escenario de internacional, lo mismo se ponía las botas de reportero y se echaba a la calle en busca de la noticia que elaboraba con una facilidad y velocidad pasmosas un informe documentado y riguroso sobre cualquier noticia súbita que llegase a la redacción. En otros tiempos llamábamos a estos escasos y valiosísimo profesionales 'todoterrenos'. No sé si quedan muchos así.

Vitalista, excelente conversador, apasionado, bromista y nada egocéntrico, era una especie de niño grande. Coleccionaba de todo: monedas, revistas antiguas, sellos, relojes, maquetas de trenes y no sé cuántas cosas que ignoro. Revolvía en las librerías de viejo con igual fervor que en las chamarilerías. Los amigos broméabamos con él llamándole 'el trapero'.

Cuando en las redacciones donde trabajó surgía un tema complejo al que nadie sabía cómo meterle el diente, todas las miradas iban hacia Félix. Y lo resolvía en un visto y no visto. Nunca quiso ser jefe -aunque en ocasiones no le quedó otro remedio- porque decía que prefería tener amigos en la redacción que subalternos a su cargo. Y quizás su falta de ambiciones no le dio la proyección pública que sin duda merecía y que a él, lo sé bien, le traía al fresco.

Era de esos amigos que te dejan un hueco irrellenable al irse.