'El discurso de Fraga no es el del patriotismo español de Aznar'
Xosé Manuel Beiras rebosa satisfacción tras ver las reacciones a la inesperada pirueta de entrevistarse con su acérrimo adversario, el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga. Beiras, de 65 años, portavoz y líder del Bloque Nacionalista Galego (BNG), justifica el cambio de rumbo por la nueva situación política abierta tras las últimas elecciones autonómicas y por los 'engaños' que reprocha al PSOE. Está convencido de que el veterano dirigente del PP se ha separado del 'patriotismo español de Aznar' y quiere dialogar sinceramente con sus adversarios como una herencia para la posteridad.
Pregunta. ¿Ser político es tragar sapos como éste?
Respuesta. Lo será para Emilio Pérez Touriño . Para mí no lo ha sido, yo mismo lo busqué en el debate de investidura de Fraga después de que él hiciese un discurso en el que se vistió de todo el ropaje del galleguismo histórico, porque afronta una última legislatura en la que pretende reconciliarse con algunas cosas. Y yo he tratado de probar si eso era una mera apariencia formal. Si usted se refiere al plano personal, después de todo lo que pasó entre nosotros... Bueno, yo no estoy en la política para hacer el amor.
P. Habrá quien piense que ha capitulado.
R. Es desconcertante que se encuentren dos personalidades tan hechas a cincel, pero las elecciones han cambiado el escenario y, por tanto, hay que cambiar también el modo de oposición. Se cortó el ascenso del BNG, que se había producido con una política de combate frontal, no contra la persona de Fraga, sino contra su forma de gobernar, y con una oferta constante al PSOE para constituir una alternativa. Esa etapa mostró que el PSOE no estaba por la labor y que tiene gente como Francisco Vázquez que la sabotea, y contra el que José Luis Rodríguez Zapatero no se atreve a nada. Hemos entrado en una transición, porque éste va a ser el último mandato de Fraga, y él ha cambiado de actitud. Yo hago una apuesta muy arriesgada para ver si es verdad que quiere dejar una herencia determinada. Soy tan ingenuo que creo que siempre se está a tiempo de cambiar.
P. ¿Y qué van a decir los militantes del BNG que llevan años de combate?
R. Yo también llevo años de combate y hablo con las bases, y sé que esta es una reflexión compartida que se puso de manifiesto en las asambleas internas tras las elecciones. Se vio que podíamos tocar techo si no se hacían reajustes tácticos ante una situación nueva. De momento, no ha habido una sola reacción negativa.
P. ¿ En lo personal fue difícil la conversación tras 12 años de ataques tan duros?
R. No, no... En contra de lo que parece, yo no soy un tipo visceral. Soy muy vehemente y tengo mucha capacidad para indignarme, pero también muy cartesiano y muy sosegado en mi vida cotidiana. De pequeño me decían que valía para diplomático.
P. ¿Hubo química personal?
R. No entiendo de eso, no soy de ciencias... Yo no tenía ninguna cuestión personal pendiente con él, y siempre que lo apostrofé fue en lo político, no en lo humano. Nunca le llamé imbécil o animal. Después de saludarnos en el debate de investidura, nos escribimos de forma reservada y tuve tiempo para ponerme en situación. Además, es muy fácil empezar una conversación con una persona cuya madre yo traté y algunas de cuyas hermanas fueron amigas mías.
P. Fraga se acerca a usted, pero el PP no cede en su combate al nacionalismo.
R. Pero eso es el Partido Popular del Estado. En el debate de investidura, cuando le reproché a Fraga que la fundación FAES del PP nos llamase nacionalistas tribales, él me respondió diciendo: 'Yo soy de la tribu, yo soy del clan'. Ese discurso ya no es asimilable al patriotismo español de Aznar.
P. ¿Entonces nada volverá a ser igual entre ustedes?
R. Todo es cuestión de método, de que funcione el diálogo sobre las cuestiones cruciales para Galicia. Nos hemos puesto de acuerdo en el método y el resto está por ver.
P. Pero usted tiene la impresión de que Fraga es sincero.
R. Algo más que la impresión. No voy a devanarme los sesos buscando las razones y puedo equivocarme, pero tengo elementos de juicio para pensar que es así.
P. ¿Y qué va a ser de sus relaciones con el PSOE?
R. Al final se ha visto que el BNG no perdió las elecciones y que el PSOE ha vuelto a quedar descolgado, como se lo merece, porque ya se había descolgado él solo negándose a colaborar. Mi biografía política ha estado siempre en el espacio socialista, pero en 35 años ya me han engañado muchas veces. Seguimos teniendo relaciones porque gobernamos juntos los ayuntamientos. Pero después de 10 años ofreciendo diálogo y recibiendo bofetadas, a quien le toca restaurar el diálogo no es al BNG.
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