Tentaciones en danza
El ritual es complejo y prolongado en el tiempo. Un dicho popular de Orce (Granada) lo refleja: 'De Navidad a San Antón, fiestas son'. Los dos primeros días, 16 y 17 de enero, se dedican a san Antón abad; el 19 y el 20, a san Sebastián bendito. Como en medio les quedaba una jornada libre, la denominaron 'el día de la zorra', con degustación popular de migas y baile de seguidillas y malagueñas. La soldadesca participa en compañía de un paje, en todos los actos, protegiendo a los santos de las tentaciones, representadas por los danzantes; éstos, encabezados por el cascaborras, ejecutan la llamada danza de las tentaciones del santo. Los moros y cristianos dirimen sus eternas cuitas el 19 y el 20 de enero.
Ya no está Juan Serrano, el cascaborras que encarnó el personaje de cara tiznada durante más de 40 años y era una de las figuras más características: murió en 1998, pero antes tuvo la enorme satisfacción de ver cómo aprendía a su lado Cristóbal Navarro, un chaval de rostro despierto e inteligente que aprovechaba los materiales ya en desuso (capirote, faldones, vara adornada con cintas de colores) para ataviarse, que corría veloz detrás de los niños que andaban provocándoles y observaba atentamente cada uno de sus gestos, aprendiendo todo aquello imprescindible para que la tradición largamente forjada no desaparezca nunca.
El relevo generacional se ha producido en esta ocasión también a la inversa: los mayores, como dicen en el pueblo, que no llega a los 500 habitantes, 'han tomado este año la fiesta. Quieren hacer las cosas como se hacían antiguamente. Además, la gente joven parece que está desganada. Trasnochan, y por la mañana no hay quien los levante para vestirse y participar'. Muchos de ellos, sin embargo, harán al final el esfuerzo y se convertirán en soldados, moros, cristianos, danzantes o lo que haga falta.
Ocasión única, pues, para ver en su salsa a hombres curtidos por el sol y los años, en los que la experiencia se entremezcla con la ilusión y cuya actuación, sin duda, estará muy lejos de lo que cabría esperar si nos atuviéramos estrictamente a los datos reflejados en el carné de identidad.
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