'La postura de Berlusconi exige una aclaración'
Pregunta. ¿Son deseadas realmente las reformas de la Unión Europea? ¿La mayoría de los dirigentes europeos se contentarían con la situación actual?
Respuesta. Estamos al comienzo de un proceso. Veremos lo que sale. El sistema actual funciona de forma muy deficiente. La dificultad para coordinar las posiciones europeas después de los atentados terroristas del 11 de septiembre lo han puesto de manifiesto. Corremos el riesgo de encontrarnos en un punto muerto, sobre todo en la perspectiva de una Unión de 25 o 30 miembros; hemos visto reaparecer un estilo de negociaciones clásicas, donde cada Estado miembro sólo piensa en su interés nacional. Los dirigentes de un determinado número de países están convencidos de que es preciso avanzar. Esto está muy claro entre nuestros socios alemanes. Es tradicionalmente cierto entre nuestros socios italianos...
'España se muestra prudente, pero está a favor de un avance realista de la UE'
P. Berlusconi, el primer ministro italiano, no es muy claro sobre este punto; es lo menos que se puede decir después de la dimisión de su ministro de Exteriores, el muy europeísta Renato Ruggiero.
R. Su postura europea exige una aclaración. Por eso hoy estaré en Roma, para entrevistarme con él. Es esencial para el progreso de la Convención poder contar con una contribución positiva por parte de Italia. La presidencia de Carlo Azeglio Ciampi, que tiene una posición moral fuerte, es considerada como una fuente de propuestas. Y después está Tony Blair, respecto al cual es preciso leer el último discurso que pronunció en Birmingham, donde expresó un juicio muy severo sobre la actitud británica respecto a Europa a lo largo de los últimos 25 años y apeló a su país para implicarse más. Los países del Benelux están a favor de que las cosas avancen. España se muestra prudente, pero está a favor de un avance realista. En resumen, la voluntad de progresar domina.
P. ¿Cree que Blair puede moverse?
R. Cuando he tenido ocasión de hablar con él, le he indicado que no se trata solamente de mejorar lo que hemos hecho desde los años cincuenta a los años noventa, sino que se trata de empujar las cosas un poco río arriba, de ver cómo reformar un sistema que tenga presente las nuevas transformaciones que se han producido: la reunificación alemana, la ampliación al Este, la globalización. Es preciso emprender este trabajo con una nueva visión y con la voluntad de acabarlo. Blair me expresó su acuerdo sobre todo esto. Tengo la sensación de que hay una disponibilidad a reflexionar en positivo.
P. Usted deseó en el pasado una federación en la confederación; hoy defiende una Unión de Estados con competencia federal...
R. Desde el comienzo de la historia europea es necesario tener un espíritu abierto, no dejarse encerrar en fórmulas rígidas, porque las cosas cambian. Lo que me parece irreal es una Europa a dos velocidades. No se puede, en un sistema de conjunto, decir que hay buenos y menos buenos. Esta postura no es la mejor. Yo prefiero el sistema que ha permitido la unión monetaria de Europa. Se alcanza el acuerdo con todo el mundo, pero no se obliga a todo el mundo a aplicarlo.
P. ¿Y las cooperaciones reforzadas?
R. Desde que existen no han sido nunca utilizadas. Su inconveniente es que con ello se corre el riesgo de acabar en una serie de acuerdos que harían a Europa definitivamente ilegible. Me parece que el trabajo de la Convención para el Debate sobre el Futuro de la Unión Europea deberá comportar tres etapas: la primera será un periodo de escucha, de sondeos, para identificar el contenido de lo que se desea y las necesidades de los pueblos de Europa. La segunda etapa podría consistir en dar coherencia a las diferentes proposiciones avanzadas para organizar Europa. Y la tercera consistiría, para la Convención, en comparar las ventajas y los inconvenientes de estas fórmulas y tratar de articular una propuesta propia.
P. ¿Qué opina de la implicación alemana en esta negociación?
R. Alemania tiene una gran importancia en Europa; no teme hacer propuestas globales sobre el futuro de Europa. Sus ideas deben ser estudiadas en todas sus consecuencias. La relación de pareja franco-alemana está viva; se relajó con la reunificación alemana, pero se la ha visto resucitar en los últimos meses. Esto no es algo secundario, sino una oportunidad de progresar para toda Europa.
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