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Columna
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Sintetizar o definir

Contra lo que suele decirse, de las situaciones de crisis social o política no emerge un Ulises clarividente que venga a desatar el nudo gordiano de la incertidumbre (siempre se piensa en un Pueblo o en la Militancia). Hoy le ocurre al PSE-EE. Pero mañana le sucederá al PNV y al PP (a Batasuna le ocurre cada día, pero se vacuna con dosis de fanatismo). Las crisis producen apatía en la población, de su seno no surgen sin más fuerzas capaces de afrontar los problemas y animar un cambio bien dirigido. La sociedad se vuelve displicente y se descompone. Y la vasca -lo siento- se descompone (y que venga una Zenarruzabeitia a animarla). El ciudadano, o desconecta de lo que sucede o espera una solución llovida del cielo. Nada que dependa de él.

Pero ocurre lo que ocurre. Y ocurre que es precisamente el PSE-EE el que ha entrado en crisis. Eso cuenta para cada uno de nosotros. ¿Quién nos gobierna o nos podrá gobernar? De ello depende que sea una u otra nuestra política fiscal, que uno pueda o no pasear a su perro por el parque (bueno, eso no; eso depende de los ayuntamientos). Pero nuestra vida cotidiana, ésa de carne y hueso, la que nos importa al fin y al cabo, depende de que las cosas se arreglen en el PSE. De ello depende la vida del socialista, claro, pero también la del nacionalista, la del terceravía o la del agnóstico sin filiación (es el caso de uno, por eso se preocupa tanto).

No es algo interno de lo que nos debamos enajenar el resto. Si la sociedad se expresa 'a través de los partidos políticos', que asuman éstos ése honor y la servidumbre que implica. Nada, pues, de inmiscuirse en 'asuntos internos'. Los asuntos de los partidos (PSE, PNV o PP) son, sin posible réplica, asuntos públicos (otra cosa es que Mayor quiera pescar en río revuelto).

Decía Michel de Montaigne (1533-1592) que 'necedad y sabiduría se hallan en el mismo punto respecto al sentir y al soportar del sufrimiento por los acontecimientos humanos'. Que, donde los primeros se quedan cortos, los segundos vuelan y desdeñan el ser de las cosas. Y decía, también (y uno no es tomista, simple lector de viejos textos de autoridad), que las cosas pasan por quienes 'se percatan de los males, los padecen y no los pueden soportar'. Si en ese partido las cosas empiezan a resultar verdaderas, será de manos de quienes se 'percatan y padecen', de los sabios y de los que lo viven a un tiempo. Así las cosas, ¿sintetizar o definir?, según lo plantea el actual portavoz del PSE-EE, Ramón Jáuregui.

Sintetizar es mirar hacia adentro, hacia un partido hecho unos zorros. Definir es pensar en términos de sociedad. Hoy la política vasca se ha polarizado entre nacionalismo vasco y nacionalismo español. Los amantes de la libertad somos más bien iconoclastas y estamos contra ETA, pero -al margen de algún compañero ilustre- nunca creímos en frentes que no fueran contra el totalitarismo. Sintetizar es ignorar a los que se percatan y padecen, mientras que definir es estar con los acontecimientos.

Ah, sí. Eso está bien. Pero, ¿cuáles son esos acontecimientos? La política vasca ignora cualquier dimensión que no sea la del vasquismo/antivasquismo. Pero nosotros, los que lo padecemos, sabemos que hay otras dimensiones. Lo saben en la Margen Izquierda con el paro. Lo saben en el Alto Deba, con las dificultades de comunicación. Lo saben en la universidad, sin una clara política científica (a pesar del anterior Viceconsejero). Lo saben quienes buscan piso. Lo saben quienes lo padecen, y saben que en el paisito falta una política de izquierda (moderada, discreta, mediopensionista, lo que se quiera). Definir es 'percatarse de los males', saberse, para el PSE, de esa orilla izquierda en la política vasca. Es definir lo que es izquierda en el País Vasco.

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