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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El compás soberano

Chano es de Cádiz, Capullo es de Jerez, como Jero y el hijo de Rubichi. Son, efectivamente, reyes del compás, lo llevan en la sangre. Porque en el flamenco el compás es algo muy especial, que se tiene o no se tiene. Cuando se tiene, da un perfume singular al cante, un sabor genuino que trasciende todo lo demás y lo enriquece.

Cádiz y Jerez son nidos privilegiados del compás más jondo. Y Chano y Capullo, dos de sus intérpretes cualificados. Sobre todo Chano Lobato, quien a sus 74 años parece desprenderse de la edad cuando sube a un escenario, salvo en lo que a sabiduría se refiere. Mueve los tercios y nunca una interpretación suya es igual a otra, porque sobre la marcha va inspirándose en un genial acto creativo. Su cante por soleares -templado, pensado, sentido- fue para elevarlo a los altares. Y no sólo los temas acompasados; saliéndose de ellos, Chano hizo un cante por malgueñas de Chacón de antología.

Reyes del compás

Cante: Chano Lobato y Capullo de Jerez. Toque: Niño Jero. Percusión: Rubichi. Círculo de Bellas Artes, Madrid, 4 de enero.

Lamentablemente nos estamos quedando sin flamencos como Chano. Capullo de Jerez es un buen cantaor sin embargo, de voz bronca, que en los temás de compás va muy bien. No tuvo su mejor noche, pero sí buenos momentos por bulerías, fandangos y tonás.

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