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San Sebastián aprueba ampliar a seis carriles la carretera de acceso a la N-1 para evitar los colapsos del tráfico

El País

La comisión de gobierno del Ayuntamiento de San Sebastián aprobó el último día del año 2001 la remodelación de la avenida de Tolosa, que da acceso a la carretera N-1 y donde diariamente se producen grandes retenciones de tráfico coincidiendo con los horarios de entrada al trabajo. El consistorio donostiarra destinará dos millones de euros (349 millones de pesetas) en la ampliación de cuatro a seis carriles de esta carretera que discurre por la fachada del campus universitario de la UPV y llega hasta el barrio del Antiguo.

El alcalde, Odón Elorza, explicó el lunes que la ampliación servirá para reducir el 'colapso de tráfico' que se genera en la plaza de Europa. Los dos nuevos carriles, uno en cada sentido de la circulación, se construirán mediante la eliminación de la actual mediana que separa los dos sentidos del tráfico de la avenida de Tolosa. Ambos carriles, el que irá en dirección a Tolosa junto a las facultades universitarias y el que conducirá a la ciudad, se reservarán para el transporte público, según dijo el regidor donostiarra.

La remodelación de este tramo de carretera está incluida en el proyecto de la segunda fase de ampliación del campus donostiarra de la universidad pública vasca, según el convenio suscrito el año pasado por el Gobierno vasco, el Ayuntamiento de San Sebastián y la UPV.

De otro lado, en la última reunión del equipo de gobierno municipal, se aprobó la puesta en marcha de una campaña por el civismo en la capital donostiarra que tiene como objetivo implicar a los ciudadanos en el correcto uso de los espacios comunes de la ciudad e inculcar conductas cívicas.

Esta campaña pretende evitar el 'deterioro de la ciudad como consecuencia del mal comportamiento de una minoría', según se recoge en el acuerdo alcanzado por PSE y PP. El pacto por el civismo quiere eliminar algunas conductas ciudadanas que dañan la imagen de la ciudad, como las pintadas en las paredes, los carteles colocados en el mobiliario urbano, los excrementos de los animales domésticos, la suciedad de las calles y los parques o la contaminación acústica.

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