De 'los africanos de Madrid' a Zidane
Repaso al año que termina, a los triunfos y los fracasos españoles y mundiales, a través de sus personajes, figuras y revelaciones, a la espera de un 2002 con un Mundial de fútbol y unos Juegos de Invierno
El año que acaba fue el año de Edmonton, de Freire, de Schumacher y de Ferrari. Pero también el de promesas desconocidas y el de fracasos inesperados. Un repaso en unos cuantos nombres propios.
Africanos de Madrid. Ocurrió en Edmonton, durante los Campeonatos del Mundo de atletismo. Eran las pruebas de fondo, el terreno natural de los atletas africanos, la distancia de las perennes luchas entre los kenianos, los etíopes y algún marroquí. Pero a esa cita acudió una nueva gente, ambiciosa, atletas de clase y sacrificio. Se les conoce como los africanos de Madrid. No superaron a los africanos de verdad, pero les anduvieron cerca. Martín Berlanas acabó el cuarto en los 3.000 metros obstáculos, igual que Alberto García en los 5.000, y Fabián Roncero y José Ríos, el único no madrileño del grupo, fueron respectivamente el quinto y el sexto en los 10.000. Sus marcas, las mejores de Europa, les acercan a sus mitos.
- Alonso (Fernando). El crack del automovilismo español, el primer piloto que llega jovencísimo y por puros méritos a la fórmula 1. El asturiano, representante de una generación que vive del riesgo y el descaro, maravilló en su debut, aunque estuvo frenado por el escasa poder mecánico de su Minardi. En 2002 vuelve a las tripas del oficio, a ser probador, pero regresará más fuerte y más sabio.
- Armstrong (Lance). El estilo americano ha impregnado un deporte tan resbaladizo como el ciclismo. Lance Armstrong ha ganado su tercer Tour consecutivo. Ha dejado en nada a la oposición, impotente Ullrich, limitado Beloki. Ganó con un espectacular golpe de teatro, una acción de fingimiento antes de demoler el mito del Alpe d'Huez con la ascensión más portentosa que se recuerda.
Baloncesto (cisma del). Trazando una vía que los clubes de fútbol no han podido seguir, los mejores clubes del baloncesto europeo crearon su propia competición independiente, la Euroliga. La FIBA mantuvo su propia Suproliga en un cisma que sólo ha durado un año. Ganaron los clubes, que lograron mayores ingresos publicitarios.
- Baloncesto (selecciones españolas). Dos medallas. La de bronce masculina premia la eclosión, la mayoría de edad, de unos jugadores, liderados por Gasol, que fueron campeones del mundo júniors. La femenina, también de bronce, es una de las grandes novedades del deporte español, una de las maravillas en un año en el que la mujer alcanzó cotas desconocidas.
- Bayern Múnich. Un cuarto de siglo después de su era dorada, que coincidió con los mejores tiempos de la selección alemana, el Bayern ganó su cuarta Copa de Europa, derrotando al Valencia. Pero no hay unanimidad: ni su juego es alabado, ni está un peldaño por encima de los demás equipos, ni Alemania, como selección, puede hablar muy alto.
- Bonds (Barry). Un número: 73. Home runs. El gigante del San Francisco acabó, tres años después, con la marca, 70, de McGwire, que, además se retiró. A los 36 años también tocó un par de récords del mítico Ruth.
Carriedo (Raquel). El año de la mujer deportista española. Muchos nombres. Joane Somarriba, Marta Domínguez, las chicas del baloncesto... Y alguno más, como el de Raquel Carriedo, golfista aragonesa ganadora de tres torneos del circuito europeo y de su Orden del Mérito. No es la única española que ha triunfado con el golf. También Paula Martí ganó dos torneos. Y Ana Belén Sánchez conquistará América.
- Casero (Ángel). El ciclista regular y discreto ganó la Vuelta a España en los últimos kilómetros de la última contrarreloj, de la última etapa, subiendo la cuesta madrileña de Bravo Murillo. Derrotó, como era de esperar, a Óscar Sevilla, el ciclista más querido por la afición. Después no encontró un equipo a la altura de sus ambiciones.
- Cúper (Héctor). Un técnico único. Llevó al Valencia a dos finales de la Copa de Europa, lo que no es poco aunque perdiera las dos. Llegó al Inter, que era una casa de locos, y ha creado un nuevo jugador. Se llama Vieraldo: Vieri vuelve a golear como en sus tiempos del Atlético, con un gol cada 64 minutos, y Ronaldo, dos años lesionado, vuelve a jugar y meter goles. El Inter es el gran favorito para todo.
Domínguez (Marta). La mujer más valiosa del año. La protagonista del hecho más simbólico. La palentina es la primera atleta española que gana una medalla en una prueba de pista en unos Mundiales. Fue en los 5.000 metros de Edmonton, en un agosto que ya es histórico.
- Dopaje. La plaga que envenenó el Giro. Nadie dio valor al ganador, Simoni, y al podio, Olano y Osa. Todo el espectáculo informativo fue cosa de la policía, de los carabineros y la famosa redada de San Remo en los hoteles de los equipos en busca de sustancias prohibidas.
Elías (Toni). Sólo 17 años. Más rookie que cualquier rookie. Y más valiente. Se doctoró en la catedral, Assen; se confirmó en otro clásico, Brno. Dos triunfos en su primer Mundial y tercero en la clasificación final de 125cc. Y detrás de él llegan más niños pilotos, Pedrosa y compañía.
- El Guerruj (Hicham). Tiene todos los récords de la media distancia, la milla y los 1.500 metros. Es más fuerte y rápido que nadie. No sabe correr las finales olímpicas, pero en los Mundiales nunca falla. En Edmonton, un año después de la frustración de Sydney, ganó su tercer oro. Lo hizo al trote en la última recta, saludando y lanzando besos a la afición. Es el más grande. Dijo que se pasaba a los 5.000, pero será incapaz de hacerlo antes de Atenas 2004, una cita en la que aspira, por fin, a su revancha olímpica.
- EPO. Las tres letras mágicas. El dopaje preferido por todos los corredores de larga distancia. Un peligro que parecía erradicado del deporte gracias a la puesta a punto de métodos de detección. Pero algunos análisis no han salido bien. Algunas federaciones han declarado inocentes a los acusados. La incógnita persiste y los aprovechados se aprovechan.
Ferrari. Después de los años negros, los años rojos en la fórmula 1. La scuderia vive su gran apogeo. Tercer título mundial de constructores consecutivo; segundo título mundial de pilotos, por obra y gracia de Michael Schumacher. Un hecho único en los anales de la marca más admirada y querida.
- Ferrero (Juan Carlos). Un año duro para el nuevo líder del tenis español. Después de la Copa Davis no todo fue mágico, aunque así parecía cuando derrotó a Kuerten en la final de Roma a primeros de mayo. Pero un mes después sufrió la derrota más dolorosa, en las semifinales de Roland Garros y ante el mismo brasileño que después, en la final, derrotaría al último adversario español, Àlex Corretja.
- Figo (Luis). La vida continúa siendo rosa para el portugués del Madrid. Un año después de recibir el Balón de Oro, la FIFA le elige mejor jugador del mundo. Su selección vuelve al Mundial, y con posibilidades, y el Madrid marcha como nunca.
- Freire (Óscar). El nuevo ciclismo español. El único ganador. Su ámbito son las grandes carreras. Las clásicas y, sobre todo, el Mundial. Señor arcoiris. Puede estar medio año cojo, lesionado o fastidiado de la espalda, pero llegan los últimos 500 metros de un Mundial y allí está Freire. Campeón en Lisboa, igual que dos años antes en Verona. Un lujo.
García (Sergio). El Niño se asienta. Gana cuatro torneos, mantiene el appeal y se convierte en uno de los pesos pesados del circuito norteamericano. La suspensión de la Copa Ryder le privó de la prueba de la madurez como líder europeo.
- Gasol (Pau). El otro conquistador de América. Un larguirucho blanco, con acné, de Barcelona, muestra a la NBA que el buen baloncesto se puede aprender en Europa también.
- Gebrselassie (Haile). Las leyendas caen. El grande entre los grandes sufre su primera derrota. Fue en los 10.000 metros de Edmonton. En abril despejará la incógnita: ¿en cuánto está el verdadero récord del maratón?
- Greene (Maurice). Cojo y todo, gana un Mundial más. Aparta de un plumazo a su último desafiante, Tim Montgomery. Los 100 metros siguen siendo su negocio.
Hewitt (Lleyton). Otro crío que toma el poder. Primero, simbólicamente, derrotando a Sampras en la final de su Flushing Meadows. Después, oficialmente, aunque perdiera la Copa Davis en Melbourne: termina el año como número uno del tenis mundial. A los 20 años. El más joven de la historia.
Ivanisevic (Goran). El año de los jovencitos regresa el viejo bombardero. Patrick Rafter lo comprueba en Wimbledon. Luego, tal como si estuviera como una regadera, le da por hacer la mili.
Johnson (Michael). El expreso de Waco se despide del atletismo. Se va como el hombre más veloz del mundo, con los récords de los 200 y los 400 metros bajo el brazo. Marcas de otra galaxia. Inalcanzables: 19,32s, 43,18s. Detrás de él, la nada.
- Jordan (Michael). El regreso. Amor, orgullo y dinero. Los Wizzards, su club, se revalorizan inmediatamente.
Kuerten (Guga). Su jardín es de tierra. Batida. Se llama Roland Garros. Tres veces. No hay español que no lo sufra año tras año. Este año, dos de una tacada, Ferrero y Corretja.
Lakers. Llegó Phil Jackson y se acabaron los problemas. Shaquille y Kobe discuten, pero juegan juntos. Los Lakers ganan su segundo anillo de la década.
- Luis (Aragonés). Llega al Mallorca y se inventa un equipo. Lo deja en la Liga de Campeones. Regresa a Madrid, a su Atlético, y se acaban los problemas. Es diciembre y ya casi está en Primera. ¿Existía el fútbol antes de él?
- Llaneras (Joan). El campeón olímpico más secreto -sólo se habla de él cuando gana una medalla más- llega a los titulares por un falso positivo. Una reputación a punto de hundirse.
Maier (Hermann). El hombre excesivo. Herminator, cuando transforma el esquí de un arte en una física, la de la fuerza bruta. Rey del descenso, del supergigante. Tres Copas del Mundo consecutivas. Sería el rey de Salt Lake City. Hermann, de nuevo, cuando lucha para superar los estragos de un tremendo accidente que le destrozó una pierna.
- Martínez (Manolo). El hombre de más peso del nuevo atletismo español. El líder de la generación de Edmonton. Ha trazado una línea más allá de los 21 metros, la que separa a los mediocres lanzadores de peso de los grandes, y no se piensa apear. No parará ni aunque consiga, como ya merece, una gran medalla en una gran competición. En Múnich tal vez.
- Mayo (Iban). El ciclista más espectacular. Gana la Midi Libre. La etapa reina de la Dauphiné Libéré. Resiste el asalto de Armstrong en la Clásica de los Alpes. Oro molido.
- Mühlegg (Johann). Es español pese a su apellido y su especialidad: esquí de fondo. En Finlandia ganó el Mundial. Obligó a todos a un PPO de urgencia sobre su especialidad: estilo, ceras para los esquís, efectos del frío intenso en el rendimiento. Un nuevo campo abierto.
Nandrolona. Metabolitos. Nanogramos. 19-norandrosterona, 19-norandrostenedione, androstenediona... Sustancias que saltan de los libros de química a los periódicos deportivos. Desde que en la orina de Guardiola empezaron a aparecer cosas raras no hay nadie que no lo sepa todo acerca de este anabolizante que ha cogido la costumbre de mostrarse en las orinas más insospechadas. La estrella del dopaje.
Otxoa (Ricardo y Javier). La noticia más triste del año; la noticia más esperanzadora. La muerte de Ricardo, atropellado en febrero; la supervivencia, la milagrosa recuperación de Javier. La vida misma.
- Owen (Michael). El Balón de Oro. El atacante más regular. Siempre en un nivel medio alto. El hombre veloz que siempre piensa en correr hacia adelante, que no mira atrás. El líder del nuevo Liverpool, de unos reds que poco a poco suben de nuevo hacia el gran altar, un equipo santificado con la victoria en la Copa de la UEFA y el extraño 5-4 al Alavés.
Penti (Antonio David Jiménez). Un sevillano en la élite mundial de los 3.000 metros obstáculos. Una disciplina que suele producir atletas serios, sufridos, trabajadores, se despierta con un joven de gran clase, descarado, alegre, con ganas de divertirse corriendo y sufriendo. Pero todavía no es Martín Berlanas.
- Pestano (Mario). Un discóbolo canario en León. Aprendiendo los rudimentos del oficio con Charly Burón, a la sombra de Manolo Martínez. Otro de los grandes cracks del atletismo español.
- Portland (San Antonio). Se acabó el Barça, el invicto equipo de Valero Rivera, el referente del balonmano mundial en los 90. Le pudo en la Copa de Europa el San Antonio, el equipo de Pamplona, el viejo grupo de Equisoain.
Raúl. El delantero. La fábrica de hacer goles. El goleador más impecable en el área. ¿De verdad que es peor que Owen?
- Richardson (Jackson). Llegó a España, entró en el San Antonio el francés que llevó a su selección a sus éxitos y el equipo navarro acabó con la leyenda del Barcelona. Un ganador que hace ganar.
- Rossi (Valentino). Un año en 500cc para aprender. Otro para arrasar. Una Honda amarilla enorme, apretada en su pequeño pecho y el mundo gira a su alrededor. Un niño que gana once grandes premios, que arruina la emoción a la tercera carrera. Tres Mundiales, uno por categoría.
- Ruano (Dori). La comprobación empírica de la existencia de eso tan intangible que llaman dinámica de éxito. Se sabía que el ciclismo femenino español iba a triunfar en Lisboa. Se cayó Somarriba, la favorita, pero allí estaba Dori, la veterana, que se contagió del estado de ánimo y lo transformó en fuerza. Bronce en un Mundial.
Schumacher. (Michael). El hombre que lo es todo. El piloto de los récords, de los números, el volante alemán que resucitó a Ferrari. Con las nueve de 2001 alcanzó un récord de victorias, 53 en su carrera; de puntos en un Mundial, 123; de puntos acumulados, 801. También ganó su cuarto título mundial.
- Sebrle (Roman). El hombre 10. Éstas son sus medidas: 10,64s en 100m; 8,11m en longitud; 15,33m en peso; 2,12m en altura; 47,79s en 400m; 13,92s en 110 vallas; 47,92m en disco; 4,80m en pértiga; 70,16m en jabalina; 4m 21,98s en 1.500m. Diez marcas en dos días: 9.026 puntos. Se rompió la barrera de los 9.000.
- Somarriba (Joane). Iba a ganar el Mundial contrarreloj, también tenía mucho que decir en la prueba en línea. La ganadora de los dos últimos Tours debería haber salido de Lisboa como una de las más grandes de todos los tiempos. Tantas ganas tenía que se comió la primera rotonda. Una caída la privó de la gloria.
- Sotomayor (Javier). La despedida más triste de uno de los grandes atletas de la última década. Se fue a los 34 años perseguido por un positivo de nandrolona cuando hace nada se dejó de hablar de su positivo de cocaína. Deja, todavía, la barra demasiado alto. Un récord del mundo de 2,45m. Una altura de otra época.
Televisión (Derechos de). Una previsión triste para el fútbol. Los sueldos se disparan. Si se acaba la competencia, que se acabará, bajarán los ingresos. Se anuncian crisis. Las cadenas más pequeñas dejarán de luchar por las transmisiones, se conformarán con informar.
- Thorpe (Ian). Thorpedo. Incansable. Después de la exhibición de sus Juegos de Sydney, la del Mundial de Fukuoka. Seis medallas de oro, cuatro récords del mundo. ¿Tienen límites las piscinas?
Virenque (Richard). La rabia. La París-Tours del orgullo después de lograr el perdón por sus pecados de dopaje. La resurrección. La raza de los grandes campeones en un cuerpo demasiado limitado.
- Vitoria. ¿Vitoria o victoria? La ciudad más deportiva, que vivió una primavera sólo al alcance de las grandes capitales. Finalista desdichada en la Euroliga de baloncesto, con un Tau que sólo cayó en el quinto partido contra los gigantes del Kinder de Bolonia. Finalista heroica de la Copa de la UEFA de fútbol con el Alavés del mago Mané, sólo caído en el último suspiro y por 5-4 ante los gigantes del Liverpool.
Waterpolo (Selección de). El año de la despedida de Estiarte, el más grande de los españoles, la selección de Jané se da el gustazo de ganar el Mundial.
- Williams (Venus y Serena). Las hermanas Sisters del tenis. Las dueñas de los grandes torneos. Venus en Wimbledon; pobre Henin; Venus también en el Open de Estados Unidos; pobre Serena, su hermana. La fuerza bruta del tenis femenino.
- Woods (Tiger). Gana el Masters (su segunda chaqueta verde); logra tener en su poder, simultáneamente, todos los torneos del Grand Slam; gana cuatro torneos más del circuito norteamericano... Y todavía hay quien dice que no ha sido un buen año. Tanto se espera del gran fenómeno del golf. Aún no es dios.
Yegorova (Olga). La mala de Edmonton. La menos querida del atletismo mundial. Las sospechas de su recurso a la EPO la convirtieron en la enemiga de todas las atletas. Aun así, mantuvo su orgullo y su derecho a participar. Y a ganar.
Zidane (Zinedine). Si el Barça cree en Rivaldo, que obliga a todos a jugar para él, el Madrid se trae a Zidane, que hace jugar a todo el equipo. Una pequeña diferencia y una lección de fútbol dos veces por semana.El año que acaba fue el año de Edmonton, de Freire, de Schumacher y de Ferrari. Pero también el de promesas desconocidas y el de fracasos inesperados. Un repaso en unos cuantos nombres propios.
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