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TRAGEDIA EN LEGANÉS

Mueren cinco jóvenes músicos en su local al inhalar monóxido de carbono

Cuatro de los cuerpos resultaron calcinados al prenderse con el cigarrillo de una de las víctimas

Las ilusiones de cinco jóvenes madrileños de entre 19 y 24 años, miembros de un grupo aficionado de heavy-metal, se apagaron bruscamente en la madrugada de ayer. Todos perecieron mientras se hallaban en el local donde ensayaban, una nave a medio camino entre Leganés y el distrito de Carabanchel. Las primeras hipótesis señalan que los chicos pudieron haber inhalado monóxido de carbono de una estufa, lo que les causó la muerte. Después se produjo un incendio, supuestamente por el cigarrillo que llevaba uno de ellos.

Los chicos, miembros de un grupo de 'heavy-metal', ensayaban en un local que después se incendió
Cuatro de los fallecidos estaban junto a la puerta de la nave, y el quinto, en un sofá
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El grupo musical Santuario nació hace algo más de dos años y estaba formado, entre otros, por Rubén Bascones, Daniel Sedano, Enrique Pedraz Riesco, Emilio Moreno y Hugo Pérez Grande. Los cuatro primeros tenían 19 años, y Hugo, el mayor del conjunto, 24, según sus amigos. Ellos constituían el núcleo de la agrupación, si bien constantemente entraban y salían otros jóvenes que compartían sus gustos musicales.

Los chicos comenzaron a ensayar a las seis de la tarde del pasado viernes. Habían llegado a la nave no sólo para practicar, sino para celebrar el cumpleaños de un amigo suyo al que habían decidido agasajar. En la reunión estaban, aparte de los miembros del grupo, Óscar, que a veces tocaba con ellos y era el homenajeado; su hermano Juanjo y la novia de éste. La fiesta se prolongó hasta las doce de la noche, hasta que Óscar, su hermano y la chica decidieron marcharse. La madre de estos jóvenes comentó ayer: 'Mis hijos me dijeron que estaban estupendamente cuando les dejaron. Iban a empezar a ensayar'.

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La noche transcurrió y ninguno de los chavales acudió a casa a dormir, algo que a varios de los padres comenzó a preocuparles, porque no era práctica habitual de sus hijos. Una tía de Emilio Moreno contó ayer que, sobre la medianoche, éste había llamado a casa para pedir permiso a su madre para irse a Cáceres con los otros miembros del grupo. Pero obtuvo un no por respuesta. 'Mi hermana [la madre de Emilio] le dijo que no; que era muy peligroso porque había mucho hielo en la carretera. Entonces él dijo que se quedaba ensayando'.

A la familia de Emilio no le preocupó tanto su ausencia, pero, en cambio, el padre de Rubén Bascones se inquietó al notar que éste no había vuelto a dormir.

Algunos familiares, alarmados, comenzaron a llamar a los móviles de los chavales, pero nadie respondía. Entonces Moisés, el padre de Rubén, decidió pasarse por la finca para indagar lo sucedido. Eran poco más de las diez de la mañana. Al llegar, Moisés no pudo entrar. La puerta principal se encontraba atrancada, y las ventanas, con barrotes. Pero las huellas del fuego eran evidentes. Muy nervioso, Bascones acudió a una gasolinera cercana y desde allí dio aviso a la policía y a los servicios de emergencia.

Una dotación del cuerpo de bomberos de Leganés, del Cuerpo Nacional de Policía, así como facultativos del Insalud-061, se acercaron al lugar, pero sólo pudieron certificar las muertes de los chavales.

Un comunicado del Cuerpo Nacional de Policía emitido ayer señala que los jóvenes perecieron víctimas de un incendio 'fortuito', cuyas causas aún son materia de investigación. No obstante, la policía y los familiares de las víctimas manejaban la hipótesis de que los chicos pudieron haber inhalado monóxido de carbono de una estufa de leña que había en el local.

Según las primeras versiones, el gas tóxico se produjo al quemarse unas maderas que los chicos habían recogido de una zona próxima para encender la estufa. Éstas debían de ir impregnadas de algunas sustancias, como por ejemplo barnices, que provocaron el gas letal.

Cuatro de los chicos, según fuentes policiales, se dieron cuenta de que algo no marchaba bien. Intentaron llegar a la puerta y salir corriendo, pero no les dio tiempo. Cayeron fulminados junto a la entrada, donde se hallaba el calentador. Uno más murió en un sofá. Las autoridades también sospechan que uno de los chicos que cayó cerca de la puerta estaba fumando, lo que, a la postre, originó el voraz incendio que dejó prácticamente calcinados los cuerpos de los cuatro jóvenes que estaban más próximos a la entrada. El total esclarecimiento de esta tragedia está a cargo de la Brigada de Policía Científica. El Juzgado número 4 de Leganés instruye el caso.

En el Instituto Anatómico Forense se sucedían ayer las escenas de dolor. Nadie podía, ni quería, creer lo sucedido. Hasta allí no sólo llegaron los familiares de las víctimas, sino muchos de sus amigos, la mayoría antiguos compañeros y docentes del colegio Amorós, de Carabanchel Alto, donde Rubén, Emilio, Enrique y Daniel habían finalizado sus estudios hacía dos años. Eran amigos desde la infancia.

Algunos de los familiares tuvieron dificultades para identificar los cuerpos, pues cuatro de ellos estaban abrasados. Fuentes del Instituto Anatómico Forense explicaron a Efe que, ante las dudas originadas por el estado de los cadáveres, la confirmación oficial de las identidades no se hará hasta hoy, tras efectuarles diversas pruebas de rayos X y la correspondiente necropsia. Unos allegados, no obstante, comentaron que habían reconocido a uno de los chicos por el aspecto de sus manos, que no habían resultado totalmente quemadas. 'El único consuelo que nos queda es que no han sido conscientes de nada', comentaron, entre sollozos, algunos familiares.

En la zona donde vivían cuatro de los fallecidos, en las calles de San Olegario, Francisco Lizcano y de los Marianistas, así como en los aledaños al colegio Amorós, en la calle de Gómez de Arteche, el panorama era de tristeza absoluta. Los vecinos preferían guardar silencio y mostraban en sus rostros la impresión que les causó el trágico suceso, sobre todo porque los chicos eran muy conocidos en el barrio.

Algunas de las tiendas de música de Leganés colocaron ayer en sus escaparates una nota recordando a los jóvenes: 'Santuario, los músicos no os olvidamos'.

A las puertas del Instituto Anatómico Forense, el director del colegio Amorós, Leoncio Fernández, también mostró su pesar: 'Toda la comunidad educativa del colegio está muy afectada y hundida por lo ocurrido, porque teníamos relaciones familiares con alguno de los fallecidos y afectivas con los cuatro. Nos sentimos machacados, ha sido un bombazo'.

Un compañero de Enrique Pedraz dijo, casi entre lágrimas, que le había conocido en el centro Escuni, adscrito a la Universidad Complutense, donde actualmente ambos cursaban estudios de Educación Física. 'Me he enterado por la televisión. Escuché los nombres y me quedé flipado. No lo podía creer; Enrique era un tío estupendo, muy buena persona. Siempre me decía que fuera a verle tocar, pero nunca lo hice porque vivo lejos y no tengo coche. Esto no es justo; siempre se muere la gente buena, la que no se tiene que morir', señaló.

Moisés Bascones, padre de uno de los jóvenes fallecidos ayer en Leganés, en el lugar del siniestro.
Moisés Bascones, padre de uno de los jóvenes fallecidos ayer en Leganés, en el lugar del siniestro.CLAUDIO ÁLVAREZ

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