Querido Baltasar
Como un año más le escribo con la ilusión de estos días para ponerle delante de sus pies mi más sinceros deseos.
Para comenzar, quisiera desearle Feliz Navidad. Yo sé que como esta carta estará recibiendo otras muchas de todos los niños de Sevilla, que con tanta ilusión esperan a los próximos días para ver con alegría la tan esperada cabalgata, sabiendo que al día siguiente tendremos nuestros ansiosos regalos.
Este año me he portado muy, pero que muy bien. He pagado los dos plazos del impuesto de bienes inmuebles, también el del vehículo, el recibo del agua, con la correspondiente tasa de basura, sin olvidarme que muy pronto vendrán las elecciones y me acercaré para votar a mi nuevo Rey Mago.
A cambio de todo esto, Su queridísima Excelencia junto a un tal paje que bien tiene encomendado su alta responsabilidad y honor en eso que tiene por nombre Urbanismo, queréis construir debajo de mi humilde hogar, ubicada en la calle Flor de Porcelana, el mayor centro de Lipasam, que ocuparía una superficie que Su Excelencia bien sabe, que albergaría no sé cuántos grandes camiones y daría cobijo a ciertos gnomos que trabajarían sin cesar desde horas muy tempranas.
No sabe Su Excelencia con cuanta impaciencia espero que todo esto comience, el saber lo muy tempranito que estaré despierto cada día del año, los tan ingratos olores que mi diminuta nariz tendrá que soportar, la pérdida de calidad de vida, del valor monetario que mi hogar tendrá que sufrir, la degradación de un barrio. Porque, sinceramente, creo que nadie querrá vivir junto a tal faraónica obra.
Querido Baltasar: ¿no le importa a su tal relevante persona el que mi barrio y mi casa se quede vacío por la brillantez de su idea?
¿No ha pensado que tan sólo construyéndolo unos metritos más atrás se solucionaría tal desolación?
Ni quisiera molestarle más con mis quejas, tan sólo pedirle un poco de su misericordiosa bondad y darle la ilusión a tantos niños el poder estudiar tan cerca de sus hogares y suplirle la penosa peregrinación que cada mañana tienen que sufrir para ir al colegio más cercano.
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