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ANÁLISIS | NACIONAL
Columna
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Concierto en Aranjuez

EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO aprovechó el pasado lunes la cena de Navidad del PP en Aranjuez para darse un baño de fervor militante y anunciar de paso los rosáceos horizontes que la historia reserva a España mientras siga confiando en los populares: 'El futuro está en buenas manos con nosotros'. Esa enfática y reiterada apelación a la primera persona del plural -'somos fiables y creíbles'- pretende movilizar el patriotismo de partido, situado en las antípodas del patriotismo constitucional del que se jactan los populares desde hace pocas semanas. Según ese planteamiento, el PP sería la única fuerza capaz de garantizar la estabilidad indispensable para que España dé 'un salto muy importante' y se sitúe 'entre los grandes'. Abstracción hecha de ese escondido homenaje a Mao, Aznar comunicó a los comensales del ágape pascual que está 'releyendo' las memorias de Churchill para imitar su ejemplo.

Las manifestaciones de autoritarismo e intolerancia del presidente del Gobierno resultan incompatibles con su afirmación de que 'el futuro de España está en buenas manos con nosotros'

Este alucinatorio viaje de egocentrismo aznarista no se debe sólo al espíritu navideño: el 17 de noviembre el presidente del PP también abrió su corazón a un selecto grupo de jóvenes en Becerril de la Sierra. Durante esas pláticas íntimas a los correligionarios, que tanto recuerdan por su estilo a las charlas de monseñor Escrivá de Balaguer, Aznar suele dar rienda suelta a sus auténticos sentimientos, embridados otras veces por las conveniencias políticas o por los consejos de sus asesores. Esos actos partidistas de autoafirmación personal tienen siempre un filo agresivo: por ejemplo, el 5 de diciembre Aznar zurró la badana a los socialistas en Zaragoza y en Madrid. El tono cada vez más desabrido de los ministros y portavoces del PP hacia el PSOE tiene una evidente inspiración presidencial: cuando un niño suelta un taco o una expresión malsonante ante extraños, es facil concluir que no hace sino repetir en público lo que ha oído antes a sus papás en casa . En la montería contra los socialistas participa incluso el ministro de Hacienda, pese a su aire de hermano lego de un convento de frailes; así, Montoro aprovechó el veto a los presupuestos presentado por Entesa para desteñir sobre el PSOE el republicanismo histórico de Esquerra de Catalunya, apuntándose el mérito de haber provocado el primer grito parlamentario de ¡Viva la República! en 23 años de monarquía parlamentaria.

El malhumor del presidente del Gobierno se extiende a todos los ámbitos de la vida pública, incluídos los groseros modos empleados por el PP en el parlamento para cerrar la Comisión Gescartera, responder a las preguntas de la oposición, aprobar la LOU a matacaballo, chantajear a las autonomías con las competencias sanitarias y utilizar la ley de acompañamiento presupuestaria como coche-escoba de enmiendas-basura. Zapatero recibe criticas cada vez mas estridentes por su viaje a Marruecos. El secretario general del PP ha manifestado con tristeza su honda preocupación por el futuro del líder socialista; según el Libro de Arenas, citado por el propio autor en rueda de prensa, la visita de Zapatero a Rabat ha sido 'un grave error. (Dicho dea de paso, otro Libro de Arena -esta vez en singular y escrito por Borges- llevó mas lejos la crítica a las manías viajeras típicas del político profesional, definido como una suerte de lisiado al que es preciso 'trasladar en largos y ruidosos vehículos, cercado de ciclistas y granaderos y aguardado por ansiosos fotógrafos')

En un enfurruñado gesto infantil de desprecio, Aznar se ha negado a charlar con el secretario general del PSOE sobre su viaje a Rabat y le ha remitido al ministros de Asuntos Exteriores, cuya patosería a la hora de contar chistes (esta vez ha disfrazado a Zapatero con el uniforme de embajador de Marruecos en Madrid) se halla únicamente compensada por su gracejo para minimizar el pago de sus impuestos. Ese brote de paranoia histérica de Aznar y su Gobierno, provocado por acontecimientos imprevistos o pronósticos fallidos, ha hecho aflorar el autoritarismo y la intolerancia malamente ocultos en sus mensajes de paz navideños.

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