Una mosca en el Nacional

Tiempo de Navidad. Lo lógico es que los teatros programen espectáculos para ese público que, liberado de las escuelas, anda todo el día rondando por la casa. Hay que llevar a los niños al teatro. Eso está bien. Hace años que empezó a hacerlo, dentro del ámbito de los teatros institucionales, el Mercat de les Flors, con el mismo Tortell Poltrona. Pero qué diferencia de planteamiento. Entonces, aunque con pocos medios, había la ambición de mostrar algo parecido a un circo. Ahora, con Fa Mi Re, que Poltrona presenta en el TNC, el espectáculo ha quedado reducido casi a un montaje alternativo que cabría en cualquier teatrillo de la ciudad.

Lo que convierte Fa Mi Re en un espectáculo especial es su proceso de gestación. Fa Mi Re ha ido surgiendo en lugares como Kosovo, El Salvador, Chiapas y Brasil. Un espectáculo, pues, nacido en el camino de la caravana de Payasos Sin Fronteras (ONG de la que Tortell Poltrona es fundador) para alegrar los rostros de unos niños que han conocido demasiado pronto el miedo a la muerte. Un espectáculo, además, inspirado en los grandes del clown, a los que, en un momento u otro, Poltrona cita gestualmente en el espectáculo.

Fa Mi Re son, pues, algunas de las entradas clásicas de clowns. La mayoría relacionadas con la música (de ahí el título de espectáculo). Un espectáculo nacido indudablemente con la voluntad de ser fácilmente transportable, apto para cualquier circunstancia y cualquier espacio. El TNC es un lugar demasiado ostentoso en un país demasiado rico para que Fa Mi Re no parezca, aquí, una denuncia del despilfarro. Y ésa es, sin duda, la gran contradicción de haberlo programado en el TNC.

De todos modos, lo importante es que un clown es capaz de hacer que una mosca inexistente llene, con su vuelo, el entero espacio del Nacional, como es capaz de llenar con su sonrisa desnuda un escenario. Frente a esto, y frente a las risas y los aplausos de los niños, queda poco por decir.