Un hombre de la cantera

Tiene un apellido que delata sus orígenes y que se ha convertido en una prueba de habilidad vocal para los locutores de radio y televisión desde su nombramiento como consejero delegado del BBVA. José Ignacio Goirigolzarri Tellaeche -goiri a todos los efectos dentro del banco- es de Bilbao, donde mantiene su residencia habitual, y tiene 47 años. Los que le conocen bien dicen que es afable, cercano y capaz de ilusiar a los equipos. 'Con él se trabaja bien, aunque es una persona exigente', dicen sus colaboradores.

Lo cierto es que este ejecutivo se ha convertido en número uno en banca comercial según algunos de sus competidores. Goiri ingresó en el Banco de Bilbao como analista de planificación estratégica en 1978, por lo que es un hombre de la cantera, un 'pura sangre de los bilbao'. El consejero delegado del BBVA ha desarrollado una brillante carrera que le ha llevado a los cargos de subdirector general en 1988 y director general en 1992.

A Goirigolzarri se le atribuye el éxito del Libretón del BBV, un producto de ahorro en el que el atractivo era los numerosos regalos que ofrecía, además de sorteos atractivos. El resultado fue que captó más de 750.000 clientes. Este éxito fue especialmente gratificante para el banco, ya que atravesaba un momento difícil por la popularidad de las supercuentas lanzadas por el eterno rival, Emilio Botín, desde el Banco Santander.

Avalado por estos logros, quedó como director general con la fusión del Bilbao y el Vizcaya. En 1995 se inició la expansión en América Latina y Goirigolzarri fue el elegido para capitanearla, aunque simultaneándo con la banca en España.

Sin duda, la prueba más difícil fue cuando, tras la fusión del BBV y Argentaria, se hizo cargo exclusivamente de América Latina, en 1999. Fuentes de la entidad aseguraron que Pedro Luis Uriarte, su maestro de toda la vida, le pasó la 'patata más caliente'. Se jugó su prestigio en un momento de vaivenes económicos en aquel continente, pero no salió malparado. También fue uno de los que más apostó por la compra de Bancomer en México, algo que, después de muchas dudas y peleas, se ha convertido en un estandarte para el BBVA.

Desde la fusión con Argentaria aumentaron los momentos de tensión con Uriarte. Este alejamiento coincidió con un mayor entendimiento con Francisco González, actual presidente del BBVA, que ya le admiraba desde que estaba en Argentaria.

Tras la marcha de Uriarte, el discípulo ha sustituido al maestro. Sin embargo, sus críticos dicen que un hándicap es que nunca se ha dedicado a los negocios mayoristas, es decir, banca al por mayor y banca de inversiones, que incluyen las relaciones con los mercados bursátiles. Otros insisten en que deberá demostrar 'que es un estratega capaz de tener todo el banco en la cabeza, lo que no es nada fácil cuando se gestionan 50 billones de pesetas'. Sin duda, éste será su mayor reto.