Sustos interactivos

Resident Evil alcanza la mayoría de edad con la llegada de Code Veronica a PlayStation 2. Atrás quedan los escenarios estáticos para dar paso a la generación del entorno en tres dimensiones en tiempo real aprovechando la gran potencia de esta nueva consola. Resident Evil creó un género, el Survival Horror, y se ha convertido tras cinco años en el referente y el ejemplo de los juegos de terror. Su sistema de juego está heredado directamente de Alone in The Dark, donde se considera el terreno de juego como el plano de una película, situando la cámara en un punto fijo o en un travelling, pero siempre buscando presentar lo que sucede en pantalla desde el mejor ángulo.

Esta forma de enfocar la acción le da al juego un aspecto cinematográfico difícil de conseguir en otras aventuras y en el que la cámara funciona como un elemento mucho más dinámico que tiene independencia absoluta para moverse por la escena.

En el género del Survival Horror, en el que el miedo, el horror, el suspense y el susto son los principales ingredientes, los primeros planos, los contrapicados o los planos en que se sitúa la cámara en el punto de vista del enemigo, ayudan a crear una atmósfera perfecta.

En Code Veronica se toma el control de dos personajes, uno de los cuales, Claire Redfield, es una vieja conocida de los seguidores de la saga, pues se trata de una de las veteranas del equipo S.T.A.R.S. La historia de Resident Evil requeriría de todo un Ciberp@ís para ser contada. La complejidad de la trama ha motivado que Capcom regale un DVD con la historia condensada a los primeros compradores de Code Veronica X. En este último capítulo, de momento, Claire anda buscando a su hermano Chris tras escapar del bombardeo de la ciudad de Racoon. Ésta era la única forma de librarse de la ingente cantidad de monstruos que la habitaban a causa del virus creado por Umbrella, la malvada corporación sin escrúpulos responsable de todos los sobresaltos que se lleve el jugador.

El control de Claire es bastante sencillo, puesto que en cinco años no ha variado casi nada, haciendo caso omiso de mejoras que sus competidores sí han adoptado: andar, acuchillar, disparar y pocas cosas más. Todo lo demás se consigue pulsando el botón de acción, desde coger una cinta para la máquina de escribir, con la que se guardan los progresos en el juego, hasta abrir una puerta o subir unas escaleras.

Hay otro movimiento importante para cuando los zombis se empeñan en hacerle chupetones que pueden dejarla seca, que consiste en moverse rápidamente en todas direcciones, con lo que la protagonista consigue escabullirse.

El resto del juego se resuelve recogiendo objetos, a veces con la complejidad de tener la necesidad de combinarlos entre sí, y utilizándolos en lugares concretos. La resolución de enigmas mantienen despierto el interés por la trama que se ve aderezada por la tensión que producen los esperados sobresaltos.

La banda sonora, orquestada en su mayoría pero con muchas variaciones a cargo de piano o violín solistas, apoya perfectamente la atmósfera que se desea crear, que hubiese sido perfecta si además de subtítulos en castellano, los personajes hablaran el idioma oficial del territorio donde se vende el juego.