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Reportaje:

Ondas de integración

Jóvenes discapacitados psíquicos desarrollan un taller de radio en Almería

Cristóbal acaba de descubrir, a sus 19 años, que le encanta hacer radio. Cuenta entusiasmado lo que ha aprendido: que uno no debe ponerse nervioso, que no hay que toser ante el micrófono 'aunque te den ganas de vomitar de puros nervios', y que hay que relajarse y hablar con soltura y alegría.

El resto de sus compañeros, de entre 15 y 27 años, comparten con rotundidad las explicaciones de Cristóbal. Su amigo Ángel reconoce ciertas 'equivocaciones' de vez en cuando a la hora de grabar su programa, aunque sabe que eso también pasa en los más conocidos programas de televisión. Juan Luis experimenta también ciertos nervios por no saber 'lo que va a salir', al igual que Almudena, que añade a la dificultad de este medio de comunicación el 'agobio' añadido que les imprime el conductor y director del taller en el que participan, el profesor y amigo de todos ellos, Manuel Salas.

La particularidad añadida al hecho de que un grupo de chicos jóvenes se reúna todos los lunes con su monitor para practicar radio durante dos horas en los estudios que RNE les cede en Almería estriba en que estos chicos presentan discapacidades psíquicas -algunos Síndrome de Down- y consiguen un grado de comunicación tal que hace tan sólo cinco años atrás se hubiera antojado imposible. Imposible por no existir la plataforma o agrupación que propiciara alternativas de ocio para ellos.

El taller de radio es uno más de los programados por la asociación almeriense A Toda Vela, el colectivo al que pertenecen y que nació hace un lustro con la idea de ofrecer el desarrollo del ocio de chicos con discapacidad psíquica. Los participantes en el taller son protagonistas, de principio a fin, de la producción y grabación del programa que realizan. Entrevistas, cortes musicales o la realización del control, todo corre por su cuenta, aunque el producto final aún no tiene oyentes. 'Nosotros creemos en la utopía y desde luego nuestra ilusión es emitir lo que estamos haciendo a toda la provincia y, por qué no, a toda España. La intención no es otra que disponer, algún día, de nuestra propia emisora y emitir por Internet o por algún medio', avanza el profesor Salas.

Esta actividad ya ha conseguido incondicionales a los que les cuesta imaginar una semana sin arrimarse a un micrófono. Es el caso de Ángel, que detalla minuciosamente las emociones que le aportan actividades como el taller radiofónico. 'Tener A Toda Vela es la mejor droga para nosotros. Si no existiera A Toda Vela ni mis clases particulares yo me moriría de pena', apunta el chaval.

Según sus preferencias, facilidades para la dicción o para el cante, para la poesía o la música, los improvisados periodistas se reparten un trabajo en grupo de una autoexigencia envidiable. 'Se defienden muy bien haciendo radio. Y aquí están los que quieren', concluye el profesor.A Toda Vela nació en diciembre de 1996 con la finalidad de desarrollar el ocio y el tiempo libre de los niños, niñas y jóvenes con discapacidad psíquica de toda la provincia de Almería y como complemento a las asociaciones existentes dedicadas, hasta entonces, a programas laborales o rehabilitadores.

'Estos chicos, a diferencia del resto de los niños y jóvenes, no participaban en la vida social de la ciudad, no acudían a los clubes deportivos o a asociaciones juveniles, por lo que carecían de amigos, desconocían sus capacidades por no haber encontrado la vía para mostrarlas y su dependencia familiar era desesperante para ellos y para sus padres', explican los promotores de la asociación.

El nacimiento y la filosofía de A Toda Vela es, además de un referente en el marco provincial y andaluz, una iniciativa pionera que abarca la discapacidad psíquica en todos los planos. 'Para la mayoría de los ciudadanos, el ocio significa descanso, recuperación, realización de actividades libremente elegidas que les libere de la rutina del trabajo y les reequilibre para la vuelta, una vez finalizado el período vacacional', prosiguen los fundadores de A Toda Vela.

'Por el contrario, para miles de ciudadanos el ocio es su vida pues en ésta no existen otras expectativas laborales y/o educativas -sí rehabilitadoras o asistenciales- que no sea la inactividad y la falta de proyectos que les motive y ayude a desarrollar capacidades latentes que no han encontrado el escenario para su potenciación', concluyen.

Los hábitos más frecuentes del colectivo se han situado siempre muy lejos del ejercicio físico, las prácticas deportivas, culturales o recreativas y han estado más cerca de la vida sedentaria, el exceso de peso y la escucha pasiva, en solitario, del walkman o de la televisión.

Ni Mamen, ni Ángel, Juan Pedro, Inma o el resto de los 12 chicos que integran el taller de radio, como los más de cien que participan en actividades de la asociación, están dispuestos a vivir aislados. La radio, la música, el baile, la natación o cualquier tipo de taller y actividad los mantendrá activos y con ganas de hacer cosas.

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