Coaliciones y resultados

Las elecciones parlamentarias del último domingo han terminado de reordenar un cuadro político cuyas características no debieran llamar la atención. (...) Ni el fortalecimiento de la UDI ni el brusco descenso de la Democracia Cristiana, por nombrar las transferencias de poder más elocuentes, pueden considerarse sorpresivos. (...)

Al desgaste propio de 10 años consecutivos ejerciendo el gobierno parecen sumarse, en el caso de la DC, cierta dificultad para interpretar a los nuevos electores y una escasa renovación en las figuras nacionales. Junto con efectuar un detenido diagnóstico de su descenso electoral, el partido deberá acostumbrarse también a su nuevo rol dentro de la coalición. Esto supone una mayor disciplina legislativa y disposición para adaptarse a una institucionalidad en la que no es mayoría ni ejerce la Presidencia. (...) Pero también a la UDI el abrumador éxito -en gran medida a costa de los votos de la Democracia Cristiana- le impone desafíos derivados de la notoria hegemonía en la oposición, la que tampoco se ha verificado subrepticiamente. (...)

No sólo a los partidarios del oficialismo y la oposición deben interesarles las nuevas dinámicas que se impondrán en uno y otro sectores; al país entero le importa que la Alianza por Chile y la Concertación logren adaptarse a sus nuevas estructuras de poder y sepan, además, orientarlas en favor de las grandes reformas y proyectos políticos, económicos y sociales que los ciudadanos esperan.

Santiago de Chile, 18 de diciembre