Egaña consigue su tercera 'txapela'
Andoni Egaña resistió ayer el embate de la nueva generación de bertsolaris y logró mantener su título. Ganó, por tercer año consecutivo, el Campeonato de Bertsolaris de Euskal Herria e igualó así el récord que hasta ahora ostentaba Uztapide en solitario. No lo tuvo fácil. Maialen Lujanbio, la única mujer en esta fase de la competición, luchó con todas sus fuerzas hasta el final.
Egaña se jugaba la txapela con la nueva generación del bertsolarismo, pero no se la tuvo que quitar. La apuesta le salió redonda. Obtuvo 1.922 puntos, frente a los 1.906 de Lujanbio, la segunda clasificada. Por detrás quedaron Aitor Mendiluze, Ion Maia, Sustrai Colina, Unai Iturriaga, Igor Elortza y Jesus Mari Irazu.
Fue un campeonato intenso, que se desarrolló en sesiones de mañana y tarde. Al principio, las casi 7.000 personas que abarrotaban el velódromo de Anoeta de San Sebastián, pudieron percibir el miedo escénico de los participantes. Ni siquiera Egaña, el más experto de todos, conseguía relajarse. Estuvo tenso hasta que se supo ganador, tanto en las intervenciones en solitario, como en las controversias por parejas.
Tanto Egaña como sus contrincantes demostraron que, además de ser genios de la improvisación, son versátiles. Saben construir versos sobre los temas más variados. Mendiluze e Irazu hicieron, por ejemplo, el papel de dos boxeadores que han cobrado por perder en el combate que han de disputar. Y Maia y Colina representaron con humor el papel de madres de los dos finalistas del campeonato de bertsolaris. El público asistió en respetuoso silencio a las intervenciones de los participantes, en un ambiente cargado de humo. Y vibró especialmente en el duelo final librado por Egaña y Lujanbio. Ambos, nerviosos, debieron escenificar sobre el escenario la reconciliación de dos madres, la de un miembro de ETA y la de un ertzaina, muertos por el conflicto. Luego, por separado, superaron la prueba de la cárcel, en la que se aísla a los participantes porque deben improvisar sobre las mismas palabras y temáticas.
Egaña se llevó la txapela y una escultura de Oteiza, pero ambos ganaron. Para saberlo bastó con el aplauso que dedicó el público a Lujanbio. Por primera vez una mujer acarició el premio y quedó en segunda posición.
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