EE UU dice que ha captado por radio a Bin Laden en Tora Bora
¿Está Osama Bin Laden en Tora Bora? Es la pregunta cien veces hecha por los periodistas y cien veces respondida, casi siempre de distinta manera, por los líderes y combatientes pastunes que asedian a los combatientes de Al Qaeda en las montañas del este de Afganistán. Los que sí parecen bastante convencidos de que el fugitivo saudí permanece atrincherado en Tora Bora son los estadounidenses, al menos a juzgar por la gran cantidad de bombas que sus aviones descargan día y noche sobre las montañas donde resisten sus seguidores. Los militares americanos aseguran que han interceptado la voz del mismo Bin Laden dando órdenes a través de una radio desde el interior de las cuevas.
Pero nadie sabe a ciencia cierta si el responsable de los atentados del 11 de septiembre contra Washington y Nueva York lucha todavía junto a sus fieles o si ha conseguido cruzar la frontera con Pakistán. Es más, algunos sospechan que el millonario saudí nunca ha estado en el último reducto que defienden los combatientes de Al Qaeda, su organización, y que se halla sano y salvo desde hace semanas fuera de Afganistán.
'Bin Laden huyó en el décimo día de Ramadán (el pasado 25 de noviembre) con un grupo pequeño de combatientes de Al Qaeda', asegura con contundencia el comandante Ghulam Jan, de 45 años, que tiene una treintena de hombres bajo su mando. '¿Cómo lo sabe? ¿Quién se lo ha dicho?', insiste el periodista. 'Lo he oído en la radio de Pakistán'. Sus subordinados asienten, también con gesto convencido.
El comandante Said Mohamed Pahlauanan es abordado por los periodistas al llegar del frente. ¿Dónde está Osama? Sin bajarse de su todoterreno de cristales ahumados, el líder pastún responde sin inmutarse: 'No lo tenemos claro'.
Bin Laden, sólo en foto
Los más prudentes, tal vez los más sinceros, reconocen no tener ni idea. 'No he oído nada, lo siento', declara el joven muyahid Malang Jan, recién llegado del frente. 'Sólo he visto a Bin Laden en una foto'.
Las operaciones contra Tora Bora son el último esfuerzo militar de EE UU en Afganistán y su resultado, es decir, la captura de Bin Laden o su posible fuga, marcará en gran medida la apreciación del éxito de la intervención ante la opinión pública. Por si acaso, Washington está financiando con enormes sumas de dinero a los grupos tribales pastunes que participan en el asedio. ¿Conseguirá alguno de ellos hacerse con la recompensa de 25 millones de dólares -unos 4.750 millones de pesetas- que Washington ofrece por la cabeza del saudí? A los comandantes muyahidin no les gusta la pregunta y responden siempre que no combaten por dinero, sino por el afán de acabar con los terroristas. Con recompensa o sin ella, no hay duda de que para ellos, por ahora, la caza de Bin Laden está siendo un buen negocio.
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