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Entrevista:KARLOS ARGUIÑANO | TROTAMUNDOS

Las minas del rey Guggenheim

Tengo entendido que en su caso fue leer en una revista de viajes un reportaje sobre el desierto chileno de Atacama y hacer las maletas.

Pues sí, algo así. Me llamó la atención que allí, a 5.000 metros de altitud, hubiera unas minas de cobre llamadas minas Guggenheim. Al parecer, eran propiedad de estos célebres hermanos americanos y las vendieron al Gobierno peruano en 1912. Después regresaron a Norteamérica e hicieron la fundación que todos conocemos.

¿Llegó a visitar las minas propiamente dichas?

Por supuesto. Y se llega a ellas a través de una carretera de sal que parece nieve. Son 150 kilómetros blancos, un paisaje extraño e increíble. Pero lo más alucinante de todo es que te cruzas con flamencos. O sea, que hay vida, porque hay agua en algunos lugares.

Pero también muerte. Me han contado que le pirran los cementerios.

Me encantan si son bonitos. Los de Atacama me llamaron la atención porque están llenos de flores. Aquello no cuadraba con el clima y el paisaje, así que me acerqué a uno y vi que las flores estaban hechas con papel de colores. Todo muy primoroso, lo que evidencia hasta qué punto honran a sus muertos.

Igualito que en España, vamos.

Eso. Aquí pones una corona a un pariente y a los dos días te la han mangado para adornar otra tumba.

¿Se trajo alguna receta gastronómica del lugar?

Allí toman muchas polotas, que son como nuestras alubias. Y guisos de cordero, llama o vicuña que cocinan en el hogar de las casas, sobre el suelo, en peroles de hierro. Como se hacía antes en España.

¿Cómo soporta alguien tan nervioso como usted un vuelo transoceánico de tantas horas sentado en una butaca?

Uff, me pongo a hablar con la azafata, el comandante, el sobrecargo... No es que dé la brasa, sino que me suelen invitar a la cabina. Y me piden autógrafos las mujeres y sus madres.

¿Algún pero a la comida de avión?

Creo que no se puede dar mucho más de lo que dan. Ya es un mérito que te la sirvan caliente. Pero yo recomendaría que en lugar de rodaballo con salsa de higos al aroma de jengibre ofrezcan un buen embutido con tortilla de patatas y vino rico.

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