Me avergüenzo
Me avergüenzo cuando el mundo está en guerra. Me abruma la impotencia y me avergüenzo de mi pasividad. Me avergüenzo cuando una amiga estadounidense viene a visitarme y su primera pregunta es: ¿mucha gente en España apoya a ETA, verdad? Me avergüenzo cuando esa misma amiga es atracada con violencia en Atocha, empañando así sus vacaciones. Me avergüenzo aún más cuando en la comisaría, denunciando los hechos, somos tratados como malhechores y no como víctimas, ni siquiera como ciudadanos.
Me falta el ánimo cuando enciendo el televisor y veo las noticias. Me inquieta pensar que lo que llamamos 'progreso' se traduzca en este mundo que me ha tocado vivir, aunque no compartir. Exigencias irracionales, desigualdades inexplicables y, lo peor de todo, asesinatos al por mayor en nombre de no sé qué tipo de independencia, en nombre de no me importa qué dios. Me desconcierta el presente, temo el futuro y me avergüenzo de ello. ¿Es que nadie siente lo mismo que yo? Paremos esta locura.
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