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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sobre los colegios profesionales

Son muchos los rumores que apuntan hacia la voluntariedad de la colegiación para el desempeño de ciertas profesiones en la Junta de Andalucía. Más allá de valorar, por un lado, los motivos que llevarían a los responsables políticos a la ejecución de este rumor (temor a que los tribunales obliguen a la administración a pagar las cuotas colegiales de sus trabajadores) y, por otro lado, la gestión de los responsables de los colegios (democráticamente elegidos y elegibles por los profesionales), creo que deberíamos plantearnos la necesidad más que la obligatoriedad de los colegios profesionales.

La primera y más importante de las cualidades de los colegios profesionales es su patrimonio humano, es el único órgano oficial que aglutina al cien por cien de los profesionales. Esto lo faculta de forma inexorable como institución válida para la representación de la profesión y de los profesionales, consecución de intereses mutuos, no sólo en su aspecto laboral, sino dotando la profesión de un estatus y un rol acordes a la sociedad donde desarrollamos nuestras funciones, establecimiento de relaciones formales con otras instituciones, creación de una vía permanente de asesoramiento laboral y jurídico, poniendo, en definitiva, una digna profesión al servicio del individuo, familia y comunidad.

En cuanto a la obligatoriedad de la colegiación considero que los beneficios que se consigan para una profesión (en su repercusión social) deben ser por todos y para todos.

El camino, como bien sabemos, es largo y espinoso; desarrollo académico y profesional (especialidades y licenciatura), ley de funciones, intrusismo laboral, desarrollo y aplicación del Código Deontológico, etcétera. Si a pesar de contar con los colegios profesionales los logros obtenidos nos pueden resultar pocos e, incluso para algunos, innecesarios, es fácil imaginar un futuro sin estas entidades.

Por último, considero necesario hacer un llamamiento a todos los profesionales; la disgregación de la fuerza que nos da nuestra unión puede resultar beneficiosa para otras entidades e instituciones, y muy perjudicial para la profesión. Por lo que ahora, más que nunca, debemos sentirnos unidos y esperar de los responsables políticos una adecuada actitud frente a esta indeseada situación.

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