Leif Ove Andsnes reivindica 'creer en lo que se interpreta'
El pianista noruego, de 31 años, termina hoy su gira por España
Leif Ove Andsnes (Karmoy, Noruega, 1970) ha seducido al público español en su primera gira. Sus armas han sido la transparencia, la claridad y la delicadeza con un repertorio que ha incluido Schumann, Grieg, Schubert, Liszt o Rachmaninov en sus actuaciones de Bilbao, Madrid y Tenerife ayer y hoy. 'Cuando toco el piano me siento un contador de historias', dice para esgrimir alguno de sus secretos.
En su debú en Madrid, el pasado martes, la capacidad de comunicación de Leif Ove Andsnes fue toda una sorpresa. Quizá se debe a que no sobrepone técnica a claridad. Para él, es más, la claridad es una parte de la técnica: 'No se trata sólo de tocar rápido, sino de tener los medios para poder lanzar un mensaje'.
Y para eso también es imprescindible interpretar con convicción. 'Cada nota tiene su lugar en el cosmos de una pieza, hay que creer en lo que se interpreta; si no, el mensaje se pierde'. Él está alejado de los manierismos, de la demostración de fuerza que vence a algunos jóvenes solistas. Ése es un secreto de su personalidad. 'Vivimos un tiempo difícil. Es duro conquistar al público. Me sirve el mensaje que lleva implícita la música. No necesito un circo para convencer'.
Su talento se fue esculpiendo desde niño en su isla de 40.000 habitantes. 'Mis padres eran profesores de música, practicaba dos horas, jugaba al fútbol y tocaba con una banda de instrumentos de metal'. Pero a los 15 años le llegó la hora de la verdad: 'Me trasladé a Bergen, la segunda ciudad noruega en importancia, a estudiar'. Allí conoció a su maestro Jiri Hlinka, que le enseñó algo: 'Me enseñó a fanatizarme por la música, a no pensar en nada más. Yo era un chico tímido que movía bien los dedos. Necesitaba a alguien que me lanzara'. Así fue. Hasta hoy, ya laureado y colaborador de las orquestas más importantes del mundo. Ofrece 100 conciertos al año, entre recitales, sesiones con orquesta y música de cámara, algo que se podrá ver el próximo mayo en España, cuando actúe con la joven violinista Sarah Chang. Confiesa que buscar nuevos repertorios, piezas desconocidas de compositores muy famosos, es una de sus aficiones. Eso sí, sin olvidarse de incluir contemporáneos, algo crucial para encontrar un lugar en la élite: 'Los pianistas solemos tender a la vagancia cuando se trata de incorporar nuevas obras, porque el repertorio es tan inmenso que no nos esforzamos por hacerlo', dice este admirador de creadores como Lutoslawski.
Vive en el Norte, donde tiene tres propiedades: 'Una en Copenhague (Dinamarca), otra en Bergen y una más en la montaña de Noruega. Tengo 30 años y tres casas, pero nunca estoy en ninguna', se apena. Por eso, lo que más valora es volver a su tierra cuando puede, reunir a los amigos y cocinar para ellos.
Babelia
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