Un Valencia insustancial
Cuando Rafa Benítez llegó al Valencia, el verano pasado, difundió una consigna que pareció muy sustanciosa: 'Tenemos un equipo muy sólido, pero quiero que mire más hacia adelante'. Pues bien, transcurridos cinco meses de aquello, el Valencia no mira precisamente más hacia adelante que el año pasado. Lo dicen los números: Benítez lleva en la Liga 13 goles a favor menos que Héctor Cúper a estas alturas de la temporada. Y lo dicen las sensaciones: su equipo no sabe atacar y se limita fundamentalmente a defenderse. Sobre todo, fuera de casa, donde no ha ganado ninguno de sus ocho encuentros. Lo que se une a un curioso registro de Benítez en Primera: sólo ha vencido en uno de sus 37 desplazamientos. Por si fuera poco, el Valencia visita este sábado al Espanyol en Montjuïc, un estadio donde no ha ganado todavía el cuadro valenciano.
La mayoría de los jugadores,salvo Curro Torres y Albelda, están por debajo de sus posibilidades. O, al menos, del rendimiento que les sacó Cúper. La autoridad de Benítez, además, ha estado en entredicho desde el primer momento con sucesivos desplantes de unos y otros. Y los fichajes tampoco están funcionando: ni Salva, que costó cerca de 2.000 millones; ni De los Santos, 2.500, ni Rufete, 1.500. Cierto que Salva entra y sale del once, la peor receta para un goleador. El equipo, eso sí, ha acusado la baja de Baraja, que empieza a viajar con el grupo tras haberse lesionado en la pretemporada.
¿Por qué fichó a Benítez el Valencia? El club de Mestalla quiso antes a Luis Aragonés, actual líder en Segunda; después a Mané, líder en Primera, y más tarde a Irureta, segundo en la tabla. Además de las negativas de estos tres entrenadores, a favor de Benítez pesaron varios factores: era barato -cobra un tercio de lo que percibía Cúper- y era más manejable, según la interpretación del consejero delegado y factótum del club, Manuel Llorente.
Cuando se supo que Cúper se marchaba, los capitanes entonces del Valencia -Mendieta, Cañizares y Carboni- pidieron al presidente, Pedro Cortés, que le diera el equipo al técnico del filial, César Ferrando, con un excelente cartel en las categorías inferiores. Pero Cortés no se atrevió por la inexperiencia de Ferrando. 'Preferimos que Ferrando no se queme', dijo un directivo al respecto.
Ahora el club está atado de pies y manos por su grave situación económica. Al actual presidente, Jaime Ortí, le gustaría cambiar de entrenador y de delantero, pero no tiene ni un duro en la hucha para fichar. La deuda asciende a 21.000 millones de pesetas. Ha resultado insuficiente haber vendido a precio de oro en los últimos años a las joyas de Mestalla: Mendieta (8.000 millones de pesetas), Piojo López (5.000), Farinós (3.000), Gerard (3.600)... Cierto que el Valencia se ha devaluado técnicamente en los últimos cursos, pero este equipo apenas varía del que jugó, el 23 de mayo, la pasada final de la Liga de Campeones en Milán ante el Bayern Múnich.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.