Terroristas
No estoy conforme: la definición europea de terrorismo es, según este periódico (ayer), la de los actos 'que puedan perjudicar gravemente a un Estado u organización internacional cuando se cometan con el objetivo de intimidar gravemente a una población'. Quizá la alianza de esos quince países con Estados Unidos cae bajo esa definición.
Los talibanes eran un Estado contra el que se arremete por el terrorismo de otros. El Estado talibán era, a mi juicio y al de sus agresores, un Estado terrorista, bestial, inhumano, con independencia del suceso del 11 de septiembre. Kandahar, su ciudad legal, santuario y cuna de un pensamiento -lóbrego, pienso yo-, es un montón de escombros, como me cuenta Guillermo Altares, y pienso que ese suceso es un acto terrorista de Estados Unidos y de nuestros quince estados, incluyendo a una España a la que pertenezco sin desearlo desde que Franco -¡siempre Franco!, no se entiende sin él este país de hoy- me declaró antiespañol.
Por cierto, Franco fue un terrorista de Estado, institucional, y lo fueron en su momento la Alemania nazi y la Unión Soviética comunista -cuidado, no homologar: nacían de doctrinas muy distintas-, y los Estados europeos fueron Estados terroristas durante todo el siglo XX; muchos en el interior de sus países, todos en el interior de Europa y una gran parte en la colonización de otros continentes en los que cometieron crímenes de guerra.
La palabra 'Estado', la palabra 'organización internacional', pueden tener valores muy estimables. Una cosa es una bomba contra el zar y otra la devastación de India o de Indochina. Los Estados civilizados en el siglo XX han causado muchos más muertos y muchas más 'intimidaciones graves de las poblaciones' que lo considerado y definido como terrorismo. El japonés fue bastante criminal y traicionero -Pearl Harbour-, y las bombas atómicas contra sus ciudades civiles Hiroshima y Nagasaki para intimidar a sus poblaciones fueron terrorismo, según esta definición, o crímenes de guerra impunes: no tengo dificultad moral en igualar a Truman y a Churchill con Bin Laden, salvo en su aspecto externo. Aunque tengo poca creencia en que Bin Laden exista realmente y no sea un extra de Hollywood que reproduzca personajes malos de El hijo del jeque o de Beau Geste.
No tengo duda de que el acto del 11 de septiembre fue terrorismo o crimen de guerra, tanto da: pero tampoco la tengo sobre la destrucción de Afganistán y los bombardeos de Palestina por Sharon.
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