Consternación
Tengo una hija de 16 años que atraviesa esa etapa de la vida tan apasionante como difícil que conduce a 'hacerse mayor'. Hace unos días recibió una carta de La Caixa en calidad de titular de una Tarjeta Carnet Jove, en la que en tono jovial le ofrecían la posibilidad de hacerse un tatoo o un body piercing en cualquier establecimiento Llongueras con descuentos especiales, etcétera... Quiero expresar a través de estas líneas mi consternación -debería decir indignación- por semejante hecho, segura de que la mayoría de las madres y padres que lean estas líneas no necesitan argumentos para compartir mi postura.
En primer lugar, hacerse un piercing o un tatoo no es algo tan inocente ni inocuo. De momento se requiere una autorización materno-paterna si el joven en cuestión es menor de 18 años. Pero en la carta este detalle no se contempla -¡sólo necesitas tu Carnet Jove!-, lo cual me lleva a denunciar públicamente aquí al señor Llongueras, y con él a La Caixa, por incurrir en una ilegalidad que en última instancia podría llevarles a los tribunales.
Lo mínimo que padres y educadores estamos en derecho de exigir a una entidad que presume de colaborar en proyectos educativos es que no se dedique a torpedear el esfuerzo que constantemente hemos de realizar para tratar de que nuestros jóvenes aprendan a distinguir lo valioso de lo superficial, y dejen de focalizarse tanto en la apariencia externa, confundidos como están por el bombardeo abrumador de ofertas al que continuamente se ven sometidos.
A veces me cuesta entender el mercadeo que se traen las entidades bancarias con todo tipo de productos (no hablemos ya del mercadeo oculto). Si les funciona -cosa, por desgracia, previsible-, ¿qué nos encontraremos en la próxima carta? ¿Quizá una oferta de lifting, que también se lleva mucho?, ¿una liposucción en el caso de que nuestras hijas sean gorditas? Este ejemplo roza el límite de lo tolerable, teniendo en cuenta la vulnerabilidad del público al que va dirigido. ¿Creen acaso los directivos de La Caixa que ofertas como éstas van a recibir el aplauso de clientes -como mi caso, con nómina allí domiciliada-, y/o accionistas que comparten además la condición de ser padres?
Desde aquí declaro mi total desconfianza hacia cualquier entidad que promueva tal tipo de acciones, y en mi caso, a menos que La Caixa ofrezca una rectificación, me declaro no dispuesta a seguir contribuyendo con mi esfuerzo (mis ahorros, mi dinero) a engordar aún más a estas instituciones-emporios que tantocuidan su imagen. En cuanto al piercing y los tatoos no tengo mayor inconveniente en que se lo hagan ellos, pero en sus propias carnes.
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