El Rey asiste a un concurso de puntería

Nikopolidis tiene 28 años y mucha suerte. O mucho oficio. O mucho talento. El portero del Panathinaikos se enfrentó ayer a once futbolistas que pedían turno para meterle un gol. Roberto Carlos, Helguera, Zidane, Figo... todos tuvieron su pequeña o gran oportunidad de batir al meta griego antes de cumplirse los primeros 20 minutos. Pero la verdadera prueba de fuego, el verdadero milagro le llegó a Nikopolidis en el minuto 25 del primer periodo. Un remate a bocajarro de Raúl a menos de un metro de la línea de gol lo sacó el guardameta con una sorprendente mano. El balón le quedó a Morientes, pero otra vez Nikopolidis se rehizo e interpuso su cuerpo entre el balón y el destino que más tarde o más temprano le esperaba: la red. A los cinco minutos de esa sorprendente intervención gatuna, le esperaba la pericia de Figo en el arte de sacar faltas. Una rosca a la escuadra y las dos manoplas de Nikopolidis que evitaron lo que parecía inevitable. Hasta que Helguera consiguió abrir la lata.

El mayor peligro para el acróbata griego llegó por la banda izquierda, donde nacieron los dos goles de Raúl. Allí, además del eterno Roberto Carlos, que jugó de extremo, se agazapó Zidane. El francés, esta vez, no escondió su querencia a meterse en el callejón del 10. Buscó a Roberto Carlos como socio y le lanzó continuos guiños de colaboración. Todo ello, ante el rey Juan Carlos, que ocupó una butaca en el palco. Es la tercera vez que el Rey asiste al Bernabéu este año, y siempre en Liga de Campeones.

Al Madrid puede que no le sirva de mucho como experimento la victoria de ayer, pero le hará soñar con que se cumpla una curiosa tradición: siempre que ha vencido en una fase previa a un equipo griego ha acabado como campeón.