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Un tribunal anula la sanción a un profesor acusado de racismo

La universidad se considera 'atada' para corregir casos similares

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha anulado la sanción que impuso la Universidad Complutense al profesor Guillermo Quintana Fernández hace casi cuatro años. El rector Rafael Puyol castigó en 1998 con seis meses de suspensión de empleo y sueldo a este catedrático de Ciencias de la Educación, por una 'falta de rendimiento'; en realidad, le acusaba de mantener 'estereotipos sociales, étnicos, sexistas e ideológicos' que difundía en su libro de referencia La psicología de la personalidad y otros trastornos.

Quintana caracterizaba a las personas de raza negra como 'inferiores a los blancos'; a los de 'raza amarilla', como 'lentos y torpes'; y a las mujeres, como 'refinadas en el rencor y el odio'. Pero la sección séptima de la Sala de lo Contencioso-administrativo (que no entra a valorar el libro) entiende que no se puede achacar al docente falta de rendimiento.

Los alumnos del tercer curso de la Facultad de Educación denunciaron al profesor Quintana en 1997, al descubrir que el libro que empleaba de referencia en sus clases mantenía tesis de carácter racista y misógeno. El catedrático defendía, entre otras cosas, la personalidad 'sólida, densa, rica' del hombre conservador, frente al carácter 'voluble, inestable, versátil e inconsecuente' del progresista. También encontraba -en este libro que terminó retirando- palabras para la mujer, a la que caracterizaba de inestable, coqueta, refinada en el odio, aficionada a las compras, a las tareas domésticas y a los concursos de belleza. Sostenía igualmente la 'inferioridad' de los negros frente a los blancos y la 'torpeza de la raza amarilla'.

Sin embargo, la sanción que le impuso la Complutense (suspensión de empleo y sueldo durante seis meses) no correspondía a una acusación de discriminación por razón de raza, sexo o religión, contemplada en el Reglamento de Régimen Disciplinario de los Funcionarios de la Administración del Estado de 1986. Los servicios jurídicos consideraron más adecuado sancionar a Quintana por una falta grave de rendimiento que afectaba al 'normal funcionamiento de los servicios'. El expediente disciplinario consideraba el libro 'inadecuado para la formación de los alumnos' y constataba que no se ajustaba al programa aprobado por el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, al que pertenece Quintana.

'Contra la lógica'

Quintana recurrió en 1998 la sanción ante el TSJM. Alegó que, al no prosperar la querella presentada entonces por SOS Racismo contra él, la universidad acabó sancionándole por falta de rendimiento ante la presión de los medios de comunicación y de los alumnos. Y el ponente de la sección séptima de la Sala de lo Contencioso Administrativo, Julio Manuel Vázquez Guzmán, le ha dado la razón, en una sentencia de fecha 13 de octubre pasado.

El magistrado -que no entra a valorar en ningún momento el contenido del libro porque considera que sería 'invadir la libertad de cátedra'- considera que 'choca con las más elementales normas de lógica' imputar una falta de rendimiento al profesor Quintana. La razón: las notas que obtuvieron sus alumnos -que fueron examinados por un tribunal para evitar que los evaluara el mismo profesor al que habían denunciado- fueron excelentes.

'La falta de rendimiento se concreta en no haber ajustado su docencia a los programas oficialmente aprobados por el departamento', dice el magistrado. Pero, según Vázquez Guzmán, 'resulta ser la misma facultad la que no cumplió la obligación de depositar a 1 de julio los programas a los que [Quintana] había de adaptarse'. Por ello, anula la sanción y condena a la Complutense a devolverle las más de 300.0000 pesetas mensuales que dejó de percibir durante el medio año que estuvo sancionado.

Las reacciones de la universidad no se han hecho esperar. Gonzalo Ugidos, su director de Comunicación, mostró ayer su 'perplejidad y estupor' por la sentencia y anunció que la Complutense presentará un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. 'Ante esta sentencia, la universidad se encuentra atada de manos para ejercer la responsabilidad de vigilancia en la calidad docente y el rigor académico exigible a todos sus profesores y para corregir casos similares que se produzcan en este campus, que tiene 6.000 docentes', dijo.

La Complutense tiene sobre la mesa la propuesta de sanción para otro de sus profesores de Ciencias de la Información, Juan Ignacio Hernáiz Blázquez, por obligar a sus alumnos a comprar su libro Historia de la comunicación social: de Altamira al Parque Jurásico, un volumen en el que se refiere a los homosexuales como maricas, bolleras y marimachos. El instructor del expediente ha detectado dos faltas graves - falta grave de consideración hacia los administrados y abuso de autoridad en el ejercicio del cargo- y pide entre seis y ocho meses de suspensión de empleo y sueldo por cada una de ellas.

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