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LA CRÓNICA
Columna
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No titularás 'Penélope Glamour'

Puede que a ustedes les gusten los programas de cotilleos tipo Gente con sus divorcios y sus cuernos. Entonces puede que piensen que una rueda de prensa de Penélope Cruz en el Liceo, explicando cómo rodó el anuncio de Freixenet es un buen plan, porque todos los periodistas le preguntarán por Tom Cruise. Nosotras también lo creíamos, pero no. ¿Por qué no fue lo mismo ver a Penélope Cruz en el Liceo hablando de Tom, que verla al día siguiente, en la tele hablando de Tom? Pues porque la gracia del Gente es que sólo dura media hora, y además primero te ponen tu media hora de crímenes. Eso es muy importante. Sin el crimen no disfrutas el cuerno. El lunes, la presentación del anuncio de Freixenet fue un éxito, pero no un buen programa del corazón en directo. Para otro año, si quieren hacernos gozar deberán contratar al pirómano de Pozuelo y al asesino múltiple de Picassent (dos lugares, si hacemos caso a la tele, de amplia tradición criminal) y sacarlos antes que a Penélope. Además, durante la rueda de prensa, deberán colocar a una locutora para que vaya haciendo comentarios jocosos, después de cada respuesta. Sólo así se pueden soportar veinte preguntas sobre Tom Cruise y el amor.

Penélope va de rojo barroco por el Liceo con una copa en la mano. Es el anuncio de Freixenet y lo presentó el lunes la propia Penélope

Pero primero salió un señor a dar instrucciones. Dijo que nuestro trabajo era muy importante y que había que hacer turnos para que los de las cámaras y los que querían hacer preguntas, no se estorbaran. Si lo dijo es porque suelen estorbarse, y si suelen estorbarse es porque tienen poco tiempo. Y si tienen poco tiempo es porque hay un señor (él) que da instrucciones durante mucho rato. Casi tres cuartos de hora de instrucciones y divertidas anécdotas después, entró Penélope con el creador del anuncio, Leopold Pomés. Se cerraron las luces y empezamos a verlo, pero a media proyección se estropeó. Un señor muy enfadado aulló: '¡Por favor, corten! ¡Quieren hacer el favor de cortar el proyector!'. Supongo que hoy, en la cola del paro, coincidiremos con el responsable de la catástrofe. Por suerte, el señor de las instrucciones, nos entretuvo. Se llama Pere Bonet y es un genio.

Habíamos traído palomitas, porque ya se sabe que los anuncios de Freixenet duran lo suyo, pero en comparación con otros años, éste fue tan corto como una temporada en L'Espai. Se estrena el lunes y tiene tres partes. La música que suena en la primera parte, se llama (para que se hagan una idea) Heavy Nevada y las burbujas la bailan en top y pantalones. Es una parte jovenzuela que parece sugerirte que no te bebas el cava ese, sino que lo uses sólo en caso que te toque la lotería, o ganes el Grand Prix, para remojar a los de la tele. En la segunda, salen unas siluetas como esas que sacaba Pepe Navarro detrás del biombo, y bailan elegantemente. En la tercera, Penélope va de rojo barroco por el Liceo, con una copa igual de barroca. La verdad es que el anuncio es muy bueno y te incita a beber cava.

Luego vinieron las preguntas. El tono de voz de los periodistas era la antítesis del tono 'rueda de prensa de Gescartera'. Un tono más afectado, mucho más alto, a veces pelota a veces insolente. El primero en preguntar fue un señor con bigote que quería saber si Penélope se encontraba mejor con el pelo suelto o recogido. ¡De verdad! Y aquí es cuando habría estado bien una locutora diciendo por ejemplo: 'Y para que vean que Pe no está hasta el moño, sepan que su Tom la prefiere con melena'. También le preguntaron si en Estados Unidos bebía cava y si le había enseñado a beberlo a Cruise. Dijo que no. 'Estás muy guapa ¿ha contribuido el amor?' '¿Te casas el año que viene y vas a celebrarlo con Freixenet?' '¿Has cambiado de religión?'. Lo increíble es que ella contestaba como si aquello fuese normal.Igual lo es.

A las 9.15 se pronunció la primera pregunta graciosa. Era uno que estaba en directo y quiso saber si abriría el baile con él y si estaría dispuesta a mandar un saludo a los oyentes. El segundo gracioso apareció a las nueve y media. Hacía un programa llamado La gran manzana y le regaló una ídem. Luego, todo el mundo se desplazó al salón de los espejos, y allí 12 camareros ofrecían a la gente cava o champán. Después nos dedicamos a charlar con las chicas burbuja. Había una, llamada Violeta, que dijo que en la parte dos del anuncio (la sensual) ella era una de las siluetas, concretamente la número tres empezando por la izquierda. Su amiga Olivia era la segunda por la izquierda. Y una tercera, Elena, que insistió en que escribiéramos su nombre sin hache, dijo: 'En la parte barroca cuando estamos las siete, yo soy la de arriba, en el medio'.

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Nosotras no nos quedamos a la cena. Al salir nos dieron una bolsa, con el vídeo, el CD y una vela cuadrada. La vela la aprovecharemos. El año que viene la burbuja estrella tiene que ser alguien tipo Fernando Fernán-Gómez, más que nada para ver qué contesta en la rueda de prensa. O eso, o contratar al asfixiador de Dos Hermanas.

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