Una barca y dos orillas
Dos jóvenes sevillanos ganan un premio al mejor documental en el Festival Internacional de Sichuan (China)
Puede ser el sistema de pesca tradicional del pulpo en el Algarve con botes de barro que se sumergen o la travesía entre las dos orillas del Guadalquivir de la barca de chapa de la localidad sevillana de Coria del Río, pero a los dos les gusta tirar de la cuerda de la realidad y descubrir 'la espectacularidad de lo cotidiano'. Eso es lo que han hecho dos jóvenes sevillanos, Óscar Clemente, de 26 años, y Daniel Cuberta, de 28, con el documental Embarcadero, un trabajo centrado en esa barca que cada día, de la mañana a la noche, cruza en apenas dos minutos el río, transportando gente, motocicletas, tractores o bicicletas, y que acaba de recibir el premio al mejor documental en la categoría Hombre y sociedad en el sexto Festival Internacional Gold Panda Award de Sichuan (China), uno de los más prestigiosos del mundo en este género.
'Es una sucesión de escenas cotidianas hiladas por el ir y venir de la barca'
'Queríamos venderlo a Canal Sur, que ha mostrado una falta absoluta de interés'
Producido por Tazamordida y LZ Producciones, Embarcadero es un documental de creación realizado en formato de cine de 16 milímetros que ya había sido galardonado en otros cinco festivales nacionales. El documental tiene como director de fotografía a Alejandro Catalán, el mismo que el del largometraje El traje, de Alberto Rodríguez, que se está rodando estos días.
Un pintor que cada día intenta atrapar en su lienzo, ya retratado el río y el paisaje, la barca a su paso por el punto medio del trayecto; un grupo de niños caminando dentro de unos enormes aros, o el Mister, un coriano campeón del mundo en este deporte llamado pedestrerismo que tardó 11 días en hacer el camino de Coria del Río a Madrid dentro de uno de esos enormes aros, son algunos de los personajes del documental, cuyo protagonista es 'la barca y el río, que dan paso a una serie de personajes', comenta Clemente.
'No es un reportaje, no hay voz en off; es un ir mirando, un documental de creación en el que hemos mezclado géneros: hay elementos de ficción que sorprenden más que las cosas de verdad, aunque todo es de verdad. Dentro de lo real hay partes puestas en escena y planos robados, entrevistas...', cuenta Cuberta. En el documental no ocurre nada, 'no hay un gran tema ni se pretende profundizar en algo de la actualidad. Es una sucesión de escenas cotidianas hiladas por el ir y venir de la barca', añade Clemente, que recuerda algunas cosas que les llamaron la atención por su carácter casi mágico: 'Una tarde estábamos sentados al lado del río y vimos pasar a seis niños andando dentro de unos grandes aros a toda velocidad. Nos pareció que tenía algo de mágico y decidimos incluirlos, y a su entrenador, a quien llaman Mister, nieto del que los inventó', relata.
Otros personajes curiosos son un chaval que va de bar en bar cruzando las dos orillas 'y así pasa la tarde'. También un niño al que conocieron, el único que vivía al otro lado del río. 'Hablamos con la familia y nos dio permiso para entrevistarle, pero un par de semanas de lluvia nos obligaron a interrumpir el rodaje. Cuando volvimos, el niño y su familia habían desaparecido. Nadie supo decirnos nada. Así que tomamos a un niño actor, Alejandro Campos, para que interpretara su papel. Queríamos jugar con los márgenes de la realidad', dice Clemente.
En el documental también hay personajes ausentes, como Ignacio Aguilar, pintor y arquitecto -fue el autor del pabellón Andalucía de los Niños de la Expo- cuyas cenizas se echaron al río. 'Cuando toca la recogida de las naranjas y del algodón hay mucho movimiento al otro lado', dice Cuberta, 'si no, la gente que cruza está de paso'. 'A veces, cuando vienen de recoger naranjas, la barcaza está llena de motos, parece una carrera a punto de comenzar', añade. Clemente resalta la fuerza de los rostros: 'Son caras poderosas, tremendas, ¡y cómo hablan el español!'.
Licenciados en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla, ambos se dedican a la videocreación y a los documentales, aunque trabajan haciendo programas, como regidores o ayudantes de realización, para productoras de televisión. Han vendido los derechos de emisión internacional de Embarcadero a una productora alemana, pero se encuentran con el problema de la distribución en España. 'Queríamos venderlo a Canal Sur, que ha mostrado una falta absoluta de interés. Al principio se interesó, pero después pasó', comentan los autores, que consideran que es obligación de la cadena andaluza dar cabida a otro tipo de programas. 'El documental da prestigio a las televisiones. En otros países europeos se le da más importancia, especialmente si es un programa independiente. En España, el interés es mucho menor, y en Andalucía no hay ninguno por mantener documentales de calidad. El mejor que han emitido, la serie de Basilio Martín Patino, lo hicieron casi con culpa', opina Clemente.
Ambos están convencidos de que no se trata de un problema de financiación: 'Ahora no hacen falta grandes productoras para hacer documentales, el problema es el acceso a la distribución y para eso hace falta brillantez en los programadores de televisión. No es una cuestión de dinero'.
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