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Crónica:Liga ACB | BALONCESTO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Herreros se pone serio

El alero conduce al Madrid a una fácil victoria en Granada

Hasta que Herreros quiso. Hasta entonces, el Granada amenazó con algo grande. Dominaba en el marcador (17-12, a los seis minutos) cuando a Herreros le dio el arrebato. Dos lanzamintos de tres, dos canastas; tres lanzamientos de dos, tres canastas. Total, 12 puntos en un periquete y a otra cosa (20-33). Está enorme el Madrid y todo le sale. Bajo el aro y lejos de él. En el ataque estático y a toda velocidad. Lo mismo da. Véanse sus estadísticas: 88% en tiros libres, 65% en tiros de dos y 47% en triples. Tremendo.

Intentó el Granada detener a Tabak, cuyo inicio fue estruendoso, a base de ayudas defensivas y le detuvo, sí, pero a costa de que le relevara en la inspiración cualquiera que por allí pasara y de blanco vistiera. Y como Djordjevic, tras la lesión de Raúl López, vuelve a sentirse el jefe de la banda -a sus 20 puntos añadió seis asistencias-, no resulta extraño que el equipo abrume en Moscú o Granada, lo mismo da.

GRANADA 86| REAL MADRID 98

Granada: Serrano (10), Romero (3), Jerod Ward (21), Scott (23) y Junyent (16) -cinco inicial-; Liñán (3), Ordín (7) y Talaverón (3). Real Madrid: Djordjevic (20), Herreros (30), Lucio Angulo (12), Struelens (9) y Tabak (11) -cinco inicial-; Toño Llorente, Alberto Angulo (4), Vukcevic (3), Iker Iturbe (5) y Hernández Sonseca (4). Árbitros: Sancha, Hierrezuelo y Perea. Unos 8.500 espectadores en el Pabellón Municipal de Granada.

Evidentemente, para frenar a este Madrid el Granada necesitaba hacerlo todo bien. No lo hizo. Hubo quien cumplió, con Junyent (14 puntos y 11 rebotes) a la cabeza, máximo culpable de que el descanso enseñara un 43-48 que poco decía ni para bien ni para mal. Pero el Granada fue un horror desde el perímetro -11 de 35 en triples, 1 de 10 Liñán- y ahí murió. Bueno, ahí y en la muñeca de Herreros, que tardó 26 minutos en fallar un tiro. Molesto quizá por ello, a continuación enchufó tres triples reduciendo a cenizas el loable empuje de un Granada que soñó durante un buen rato. Hasta que Herreros quiso.

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