Desvergüenza, citas, oligarquía

Alipori no está en la Academia, hoy tan generosa, pero sí por Manuel Seco (Aguilar), y cita al eminente Gil de Biedma: '... verme de pronto sobrecogido por un espasmo de alipori lo perdono mal'. Es la vergüenza ajena. La recordé ante las Cortes que cerraban la comisión de Gescartera. Vergüenza mía, no: de ellos. No les he votado, ni votaré esta falsa democracia que es ya oligocracia. Como crítico de teatro sé cuándo un actor es; Pujalte (PP) no lo es, interpreta la honradez de su partido, de su Gobierno y la suya: el encargado del casting (en el diccionario de anglicismos de Gredos: reparto) se ha equivocado con él, y un actor inadecuado convierte el personaje en cínico, falso, mentiroso, insultante. No era él solo. Los padres de la patria parecían hijos díscolos, rebeldes, a golpes con sus pupitres, chillones.

La televisión ilustra; es un vehículo de cultura de la realidad política. La realidad política es la que es inculta. Manuel Jiménez de Parga es un culto, conocido jurista: habló como con mi alipori al 'tomar posesión de...' del Tribunal Constitucional. Los oligarcas me toleran el derecho de ciudadano y publicista al encontrarle anticonstitucional cuando apoya a Bush porque salta por encima de la ley y de los Estados de la Unión (léase ayer aquí a Ignatieff, de Harvard) por el camino del autócrata; y ataca las autonomías incluidas en la Constitución que él ha de defender. Como Múgica, que fue el ministro de Justicia que dispersó los presos en lugar de cumplir la moral penitenciaria de aproximarlos a sus familias, fue hecho Defensor del Pueblo. Como Suárez, a quien más debe la democracia (después del juego continuista Franco / Rey / Arias Navarro antes del travestismo en democracia), convertido en presidente de la Fundación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que pasa de ser una justa reunión de defensa de sus derechos por los daños hechos por los asesinos, a convergirse en un lobby integrista. ('Integrista' es palabra española sobre el catolicismo de Trento, Inquisición, cura con trabuco, 'trabucaire'; palabra que viene de 'entero', se transforma en 'verdad única', y Góngora decía 'integérrimo'. Verdad: en el diccionario de Gallardo, de 1819, editado en Burdeos, dice que la verdad se 'falsifica y contrahace geométricamente' por una inundación de monederos falsos. ¿Quiénes? 'Éstos son los filósofos (¡Dios nos libre!): y acabosito').