A los pies del robledal
El agua de nieve del Veleta convierte un valle de Sierra Nevada en una zona privilegiada
Un ejemplar macho de cabra montés asoma su regia y retorcida cornamenta en lo alto del Collado del Pino. Desde allí contempla altas montañas, nieves perpetuas, aguas cristalinas, valles frondosos, espesos bosques y un excepcional robledal centenario. Es la Dehesa de Dílar, una depresión situada en pleno corazón de Sierra Nevada y flanqueada por dos conocidos gigantes: Los montes Alayos y el pico del Trevenque. Y en el corazón del valle, su río.
Los tenues hilos de agua que se forman entre borreguiles de la Laguna de las Yeguas, en el pico del Veleta, ensanchan su caudal por las faldas de Sierra Nevada hasta el pintoresco pueblo serrano que les presta su nombre: Dílar. Este municipio tiene uno de los términos municipales más extensos y de más belleza paisajística de la provincia de Granada y de eso tiene gran parte de culpa su río, que en su viaje desde las altas cumbres riega las tierras, inunda su cauce de vegetación y se incrusta entre las montañas.
La Dehesa de Dílar es una de esas zonas privilegiadas que el paso de este río de aguas extremadamente frías y su entorno de recias montañas convierten en un lugar idóneo para el caminante ávido de naturaleza en estado puro. No en vano, cuenta con la máxima protección, al estar dentro del Parque Nacional de Sierra Nevada.
La Dehesa, que conserva su nombre a pesar de que el tránsito ganadero está muy limitado (por el abandono paulatino de esta actividad y las limitaciones que impone la administración en zona protegida) es un paraíso escondido que sin embargo se encuentra a pocos kilómetros de la capital granadina. Desde La Zubia, municipio del área metropolitana, una carretera conduce hasta Cumbres Verdes y la Fuente del Hervidero, conocido lugar de meriendas familiares. A pocos metros de allí hay un pequeño altiplano conocido como el Collado Sevilla, desde donde parte un sendero que conduce hasta el mismo corazón de la Dehesa de Dílar.
Con toda la vertiente del Dílar al frente, a la espalda queda una magnífica vista de la ciudad de Granada. El camino desciende por los arenales del Trevenque, conocido como el rey de la baja montaña, por tener una de las cimas más atractivas para los excursionistas sin grandes pretensiones, pero con buena forma física. Este monte, que es referencia durante todo el camino, tiene frente a sí las hermosas panorámicas de los Alayos. Entre ellos destacan picos como el Corazón de la Sandía o el Castillejo, todos ellos rondando los 2.000 metros de altura.
Entre ambos conjuntos montañosos se adentra el sendero en el valle del Dílar. Para ello hay que pasar junto a los tajos calizos del Barranco del Búho, donde aún se pueden distinguir los tocones de lo que hace años fue un bosque de pinos milenarios que resultaron calcinados en un incendio.
El final de este descenso es el cauce del río Dílar. La toma del Canal de la Espartera, desde donde se extiende la zona de la Dehesa, es una pequeña presa con una catarata que para los valientes que se atreven a probar las bajas temperaturas de estas aguas resulta un atractivo añadido de un río cuyo caudal aumenta considerablemente en primavera, cuando el sol derrite la nieve de Sierra Nevada. En este punto el sendero incluye algo de aventura, pues el caminante tiene que hacer gala de su ingenio y habilidad para cruzar el río. Si bien en los días de deshielo la empresa puede ser más complicada, normalmente es suficiente con saltar de piedra en piedra o encontrar un tronco atravesado.
El agua del Dílar se queda abajo a medida que se asciende la Cuesta del Pino, una subida fuerte que resulta entretenida por la belleza del espeso bosque de pinar que atraviesa. Estos árboles son de repoblación, como cualquier pino que se encuentre en toda esta vertiente, pero el paisaje se salpica con arces, majuelos o enredaderas propios de la zona. Aunque como vegetación autóctona característica destaca el roble, de cuyos ejemplares centenarios está lleno el magnífico paseo de la Dehesa de Dílar. Al final de la Cuesta del Pino comienza el robledal, un terreno llano, a 1.700 metros de altura y con el río a sus pies, que en otoño adquiere su máximo esplendor. Las hojas perennes, como si de oro envejecido estuvieran hechas, cubren la loma de un manto ocre que hasta la cabra montés admira desde su atalaya.
Camino al Trevenque
- Dónde. Para acceder desde la capital de Granada, por la Ronda Sur de circunvalación, se toma la salida de La Zubia. Una vez en este pueblo se siguen las indicaciones que llevan hasta la urbanización de Cumbres Verdes, Es necesrio pasar el conjunto de casas y restaurantes y continuar por un carril, transitable con coche, que conduce hasta la Fuente del Hervidero, donde se puede dejar el vehículo para seguir el resto del sendero a pie. - Alrededores. Desde el Collado Sevilla, donde se inicia el camino descendente hacia la Dehesa de Dílar hay otro sendero que lleva hasta el Trevenque. Este monte es muy transitado, tanto por caminantes como por motoristas, muy aficionados a hacer circuitos alternativos a los senderos marcados, que en muchos casos rompen la vegetación de la zona y provocan arrastres del terreno. Cerca de la toma del Canal, aproximadamente a mitad del camino hacia la Dehesa, hay un refugio que el Parque Nacional cede a los excursionistas que lo solicitan. - Y qué más. Más Se puede visitar Dílar, un pueblo de serranía muy pintoresco que se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad de Granada. Allí hay varios alojamientos rurales y un cámping que escogen para hospedarse muchos esquiadores en invierno.
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