Un democristiano de nueva hornada

Es un político joven (de 38 años) y que algunos ven como un sucesor de Duran. Con ese cartel resulta difícil encontrar detractores de Ramon Espadaler, el nuevo consejero de Medio Ambiente. Quizá algún compañero de Gobierno -tal es el caso del flamante titular de Política Territorial, Felip Puig- aún recuerde lo difícil que le resultó pactar las listas con Espadaler en las últimas elecciones municipales. Y ello a pesar de que Espadaler es un hombre de la nueva hornada democristiana, de aquellos que ya no guardan en un lugar de su memoria los intentos de absorción, las opas hostiles, que Miquel Roca lanzaba desde la otra acera de la barcelonesa calle de València -antes ambos partidos tenían sus sedes centrales una frente a otra, separadas por unas decenas de metros. Espadaler es de otra generación. Milita en Unió desde 1988, y uno de sus grandes intereses, quizá por vivir en Vic -un vecindario con numerosos magrebíes-, es el fenómeno de la inmigración. Como concejal del Ayuntamiento de la capital de Osona ha hecho apostolado en favor de la distribución de los alumnos inmigrantes por todas las escuelas de la capital de la plana, las privadas concertadas incluidas. Aunque ha sido diputado (1992-2000) y ha ocupado cargos de responsabilidad en el partido -del que es secretario general- y en la Administración, con la dirección general que ahora dejará, eran muchos quienes veían en su trayectoria una clara vocación municipalista.

Especialista en la Edad Media, licenciado en Historia, estudioso del románico catalán y del castillo de Montesquiu, Espadaler es un hombre de enigmas: aunque nació en la Aliança de Vic, en realidad debería constar Sant Quirze de Besora, localidad en la que vivió y de la que fue edil, su padre alcalde y en la que su familia tuvo negocios.